sobre las cosas del vivir
martes, 20 de diciembre de 2011
y los límites del cielo...
El cielo tiene orillas a lo largo de todo el mundo pero esta mañana al salir a mi patio pequeño he visto que también tiene límites precisos.
La gente suele considerar que tener una ventana o una terraza dando al mar o desde la que ver un extenso paisaje es un privilegio y realmente lo es. Desde la casa de unos amigos míos vi el domingo un impresionante atardecer sobre el mar, es una casa que vuela sobre cielo y mar, allí sería inútil buscarle los límites al cielo, en esa casa el cielo es un latifundio. No todas las casas tienen tanto cielo, se que mis amigos disfrutan de su gran cielo y lo cuidan mucho.
Casi todas las casas tienen algo de cielo, pequeñas parcelitas quizás, lo triste es que los propietarios de esos cielos pequeños no suelen valorarlos y los descuidan, como esos jardines pequeños y abandonados que se ven en en algunos barrios, yo siempre pienso que me gustaría cuidar esos jardines porque estoy segura que si se cuidan podrían ser muy bellos. Mi patio pequeño acota un cielo pequeño que esta mañana me ha hecho feliz y he comprendido que los límites de mi cielo no limitan su grandeza. Tengo un trocito de cielo azul aunque a veces sea gris y cuando las nubes pasan por mi cielo, al verse recortadas por los muros blancos se hacen más grandes y densas, dibujan formas rotundas y parece que galopan. Mi cielo atardece, como todos, pero al ser tan pequeño condensa los colores y cuando llegan las estrellas me es mucho más fácil contarlas.
En una noche de verano me tumbé a contar estrellas. Fueron ciento once deseos en una sola noche de verano, tengo que preguntarle a mis amigos cuantos deseos caben en su gran cielo.
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Abrí los ojos y sobre mí empezaba a dibujarse un pequeño cielo, recortando sus orillas entre el portillo. Salí a cubierta y todo fue mar y cielo. Me quedé un buen rato mirando fijamente allí donde las dos orillas se unen. La proa del Commendatore se asomaba con el paso de las olas, curiosa…
ResponderEliminarEs cierto que uno de los cielos más hermosos que hay es el que se ve a través del portillo de proa. Y que suerte tenemos de poder llevar por el mar nuestra parcela de cielo infinito...sobre las olas.
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