sobre las cosas del vivir
domingo, 18 de diciembre de 2011
encender el fuego...
Encender el fuego hace siempre mucha ilusión.
Había dos cosas que consideraba indispensables si tenía algún día una casa, que se viese el mar o que se pudiese encender fuego. Desde esta casa pequeña no se ve el mar, ni siquiera se ve la calle, la hice mirando hacia dentro, hacia el patio rojo, un patio muy pequeño con una fuentecita que tintinea El exterior no entra en la casa. Pero puedo encender el fuego y eso me hace siempre mucha ilusión.
Cuando hace frío deseo llegar a la casa para encender la chimenea. La verdad es que el fuego se disfruta mucho más si se tiene una buena compañía, pero incluso estando sola disfruto del calor rojo y me dejo arrastrar por él. Tumbarse en la alfombra mirando el fuego es como tumbarse en la playa mirando el mar. La mirada se pierde en ese movimiento constante, primitivo, que adormece, no hay urgencias cuando se mira el fuego o el mar, se difuminan los temores y las dudas, renacen sensaciones olvidadas, se tienen ideas nuevas y es fácil sonreír.
Encender el fuego me hace mucha ilusión pero lo mágico es que ya sólo pensar en el fuego, como pensar en el mar, me hace sentir contenta, acelerar el paso y tener ganas de vivir. Las cosas que dan alegría y ganas de vivir son las verdaderamente importantes, no hay muchas, merece la pena dedicar tiempo a descubrirlas y saber disfrutarlas.
También hay personas que dan alegría y ganas de vivir, creo que son las personas a las que se ama.
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