sobre las cosas del vivir



domingo, 30 de junio de 2013

bailar...



Al amanecer el viento empezó suave, del norte, fresco y constante, incitó al mar y las olas de la orilla comenzaron apenas a mover las caderas. Fue subiendo a lo largo del día, rolando al sur, a ráfagas lentas, el mar lo seguía alzándose en ondas, rizando la piel, dejando escapar espumilla blanca. Al medio día el viento se cansó y se detuvo pero el mar siguió danzón, se hizo más azul y más frío llamando al viento perezoso, y volvió el viento, ya de levante, con más fuerza, encarándose seductor al mar para terminar juntos el baile que habían empezado.

En realidad navegar es oír la música, seguir el ritmo que va cambiando entre el viento y el mar, sentir pasión y bailar con ellos.


2 comentarios:

  1. Danzas con Eros.

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    1. No lo había pensado, pero es verdad, Eros también baila.
      ¿No baila Eros siempre que puede, en todas partes?

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