sobre las cosas del vivir



jueves, 27 de junio de 2013

abridor...



Era una mansión cerca del lago de Como, al norte de Italia. La casa antigua pero bien conservada tenía dos plantas con ventanas alargadas y balcones que daban al jardín, árboles enormes, parterres llenos de flores y un huerto. En la casita de los guardeses vivían un jardinero y su mujer que limpiaba y cocinaba cuando abrían la casa grande, creo que solamente dos veces al año, a finales de verano y en pascua. Ese era un lugar donde ser feliz, pero hay familias que aún teniendo los lugares más hermosos llenos de los objetos más bellos no consiguen ser felices.
Aquel año yo viví con esa familia de la alta burguesía italiana, trabajaba de "au pair" cuidando a Piero, el niño, hijo único, tan infeliz como sus padres, sus tíos, sus primos y su abuela. Era un niño mimado y arisco acostumbrado a estar siempre con chicas extrañas que le hablaban en inglés, yo no era inglesa ni americana como las anteriores pero pasé el examen que me hizo el padre, mi nivel de inglés era suficiente, está claro que Piero no aprendió inglés conmigo, yo aprendí su italiano de acento milanés y palabras infantiles.
Aquel verano lo pasamos en Portofino donde tenían otra casa para ser feliz aunque no lo eran, después abrieron la casa del lago y me abandonaron allí con Piero, tras haber vivido con él diez meses, durante aquellos días Piero y yo fuimos finalmente felices, nos escondíamos en el jardín, remábamos en el lago, acompañábamos a María a coger tomates del huerto, les enseñé a hacer gazpacho. Conseguí jugar con Piero y que se tumbara junto a mi a contar sueños y estrellas.
"Vamos a jugar a mi juego preferido, mira cualquier cosa de la casa, un sillón, una mesa, un libro, obsérvalo y cuéntame su historia, invéntala, piensa en quién lo creó, por qué lo compró alguien, quién lo usó, qué ha visto ese objeto, qué ha sentido".
Piero aprendió rápido, era bueno imaginando las historias de su propia historia através de los objetos que llenaban aquella casa tan hermosa donde yo empezaba a creer que alguna vez se había sido feliz.
Un día Piero me contó la más bella historia con un abridor en la mano, lo había sacado de un cajón y vino corriendo a mi, "Es un abridor mágico que perteneció al abuelo de mi abuelo, lo trajo de oriente cuando estuvo allí antes de casarse con la princesa que era la abuela de mi abuela, este abridor abre botellas, pero si lo pones en el dedo así te abre todo lo que tú quieras, incluso una caja fuerte o un castillo..."

Piero me regaló el abridor mágico, le pregunté a su madre si me lo podía llevar y desde entonces no me he separado de él. Cuando deseo mucho algo lo pongo en el dedo como me dijo Piero, hay algunas cosas que aún no ha conseguido abrirme, pero no pierdo la esperanza.
Yo creo en la magia.

6 comentarios:

  1. Se ve que sigues jugando a ese juego y un objeto te lleva a la historia que tiene detrás, no se si esas historias que cuentas son ciertas o si las inventas pero me parece que lo más interesante es que cuentes las cosas que salen de los objetos. Muy bien.

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    1. Es verdad, sigo jugando a ese juego, ahora lo hago sola, pero me divierto igual. Ls historias que cuento son ciertas todas, aunque eso no importa, las historias inventadas también son ciertas y ayudan a vivir más. Gracias por tu comentario y por ese muy bien...

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  2. Tu relato me fue llevando por el aire de cada frase. Fui, fui, fui.

    Disfruté tanto de este escrito abridor.

    :

    Piero te debe amar todavía porque le enseñaste que para llegar a feliz la imaginación hace de puente.

    :

    El abridor es precioso 'beyond measure' y se ve mágico de verdad.

    Yo también creo en la magia. Y creo la esperanza está hecha de ella.

    Gracias por estos mundos de hoy.

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    1. Gracias? Gracias a ti! Por la hamaca azul, por el agua de coco que calmó mi sed y sobretodo por estar ahí y por poder hablar contigo.

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  3. Il bambino ci mostra la differenza tra il possibile e l'impossibie, un confine che esiste solo nei nostri pensieri, affaticati dall'esperienza.
    Siamo bravissimi a mortificare le capacità dei bambini.
    Tu sai parlare il loro linguaggio.
    P.

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    1. I nostri pensieri affaticati, mi è molto piaciuta questa tua frase, com' è certo! Affaticati dalla esperienza, dalla delusione, dalla paura.
      Forse per quello gioco ancora, anche se lo faccio da sola, sarà che ancora trovo quel confine...
      Come sempre mi sorprende e mi fa molto piacere vedere che ci sei, grazie !

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