sobre las cosas del vivir



miércoles, 26 de junio de 2013

las piedras...


 

En verano busco tesoros, o más bien los encuentro (los amores también son mejores cuando se encuentran sin buscarlos), aparecen con formas de piedras (los tesoros, aunque algunas veces también los amores tienen la forma o la dureza de las piedras) y las recojo, las limpio con agua del mar y las lavo con agua dulce al llegar a casa. Cuando viajo no compro nunca regalos ni recuerdos, voy con muy poco equipaje, pero siempre encuentro alguna piedra que no puedo evitar llevar conmigo, (algunos amores no pueden evitarse tampoco).
Tengo la casa llena de tesoros, con ellos hago formas o escribo palabras, voy moviendo las piedras o se mueven solas para sorprenderme, me hacen bromas, se esconden en las sombras. Hago pequeños dibujos a lápiz donde las hago volar, leo en ellas historias interminables sobre el tiempo y la vida.

El barco fondeó cerca de una isla, sin dudarlo me lancé al mar y nadé hasta la orilla, era una playa solitaria llena de perlas negras con pequeñas venillas blancas, volví al barco con un puñado en cada mano, no tenía donde llevarlas, me costó mucho trabajo nadar con los puños cerrados, pero si uno encuentra un tesoro es muy difícil abandonarlo.



3 comentarios:

  1. Primero que nada: qué alegría que hayas escrito hoy. Es lo primero que vine a buscar cuando desperté. No quise saber nada con periódicos o correos. Necesitaba aire de mar, un relato, la voz de alguien que sabe soñar.

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    Le sigue a Primero, esto. Hace días leí una historia en la que se mencionaba unas joyas hechas de perlas negras encargadas por alguien que había elegido el negro para representar su duelo.

    Ayer, buscando esencias, tuve en mis manos una que se llamaba Perlas Negras. Me quedé mirándola un rato, preguntandome por qué otra vez me las topaba en mi camino.

    Estos son días de estar pensando en la mente, y en los condicionamientos culturales que limitan sus funciones...

    :

    Y así llego a este momento, a tus perlas negras llenas de sol y de aventuras que hablan de tesoros y amores que se encuentran sin esperarlos. Ah. Mi mente se sacude sus condicionamientos y se expande a mirar la foto que subiste hoy sin que la imagen le sepa a nada ominoso.
    Siento alegría de solo mirarlas, tus perlas negras en círculo, siete cómplices de vida-porvenir.

    Muá.

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    1. Querido Anónimo:
      Encuentro tus palabras con un día de retraso, como cuando antes se encontraban las cartas con la distancia del tiempo, no como ahora que todo es tan inmediato. Han tardado un día en llegar a mi, pero vienen de lejos y el mar ha estado agitado. Que me digas que te da alegría que escriba, que vienes a buscar aquí aire de mar me llena de emoción. Si además un collar de casualidades había engarzado diversas perlas negras en tu camino y yo vine a decirte que las mías son un tesoro que rescaté de una isla, hace que esa emoción se tiña de magia (azul claro, otro día hablaremos de los colores de la magia)

      Que pienses en la mente y en los condicionamientos culturales que limitan sus funciones me dan ganas de nadar para llevarte en el puño alguna de las perlas negras y sentarme (aunque sea muy cansada de tanto nadar) a hablar contigo.


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  2. Estas en el mar? Ah./ Entonces te daré para leer.

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    En un mundo paralelo créeme que ya has llegado, cansada es cierto, porque has nadado un buen tramo con los puños ocupados, pero estás entera y sonríes. Te han ayudado los delfines, lo sabes.
    Gracias. Tus perlas son preciosas, con sus vetas blancas que las iluminan.

    Te tengo preparado lo que te haga falta, empezando por una gran hamaca azul donde recostarte y beber algo, como ser, un agua de coco, si?

    Tienes hambre?

    Cuando recobres el aire podremos hablar de lo bien que se saben fugarse nuestras mentes de ciertos condicionamientos.

    :

    En ese otro mundo donde estás, ese donde andas en alta mar de mares a veces agitados, ahhhhhh, espero sigas relatando aqui tus aventuras.

    Te lo he dicho mil veces ya, me encanta que seas navegante.

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