sobre las cosas del vivir



martes, 19 de junio de 2012

joyas...



En la orilla del mar suelo encontrar piedras preciosas, las he buscado a lo largo de toda la vida y las distingo sin dificultad. Son mis joyas. Yo nunca he apreciado las joyas valiosas, esas otras piedras que también se llaman preciosas y que cuestan mucho dinero. Jamás las querido. Para mí no tienen interés. Sin embargo descubrir alguna piedra preciosa me llena de felicidad, puedo pasar horas mirándolas, casi nunca brillan, lo que brilla demasiado me aturde, prefiero los reflejos matizados y las penumbras.
Algunas veces mis joyas son rocas enormes, las encuentro en las montañas mágicas o en el mar.
Atardece, hoy necesito olvidar, me siento a mirar mis joyas tan hermosas, grandes, ensartadas por las olas.

La verdadera belleza consuela y no tiene precio.

1 comentario:

  1. La verdadera belleza... ¡es gratis! y eso es un alivio.

    ResponderEliminar