sobre las cosas del vivir
jueves, 28 de junio de 2012
el futuro...
Tengo una bola mágica donde leo el futuro. Los futuros, porque mi bola mágica está compuesta por muchas bolitas mágicas también y en cada una de ellas juego a ver el futuro que quiero. Con la misma bola se podría ver el pasado, aunque es muy difícil jugar con el pasado, es posible, porque si se quiere todo es posible.
Por las noches, cuando me acuerdo, voy a mirar un rato (a no ser que tenga que contar estrellas, escribir cartas, recoger jazmines, hablar con los grillos, leer el surco del agua o alguna otra cosa más importante). Ver la cantidad de futuros que todavía tengo me da alegría y esperanza.
Tengo un futuro donde siempre huyo y encuentro cosas nuevas, en otro permanezco haciendo esfuerzos para que la vida de cada día, siendo pequeña, al menos me divierta. En un futuro lejano vivo en el mar sin pisar tierra. Hay algún futuro oscuro, casi negro, que me da mucho miedo y mucha pena. Uno rojo de besos que queman, uno de un azul sereno lleno de calma fresca. En el futuro blanco reconozco las sombras de la pared, las escaleras y las velas. Algunas veces veo un futuro verde con árboles frutales y flores frescas.
Cuando estoy alegre y soy valiente giro la bola mágica y todos los futuros, como si fuesen un presente, se mezclan.
martes, 26 de junio de 2012
el sueño del otro...
Para recordar los recuerdos de los otros hace falta mucho amor. Para soñar los sueños de los otros hace falta enamorarse.
Amar, cuando el amor es el aire que se respira, es soñar el sueño del otro, lanzarse al sueño como si fuese tuyo, convertirte en el sueño del otro porque el otro, al que tú has elegido para soñar, te sueña a ti. Entonces tú te sueñas como un sueño y ya no eres tú, no son tus ojos ni es tu piel. No piensas como tú, algunas veces no hablas como tú, hablas como habla el sueño del otro, tienes la edad que tiene el sueño del otro, que no es la tuya. Seguramente en el sueño del otro eres siempre más joven y más hermoso, eres más bueno y más inteligente, más divertido. En el sueño del otro eres el sueño de ti mismo que ya no te atreves a soñar. Al amar puedes soñarte así, como te soñaste entonces, cuando la vida te abría todas las puertas y aún creías en tus sueños.
El otro te hace amar-te, sueñas su sueño, que es el tuyo. Por eso el amor hace feliz. Por eso el amor, cuando es el latido que te devuelve a la vida, no dura mucho. Porque es un sueño.
El desamor es el despertar del sueño del otro.
domingo, 24 de junio de 2012
el limonar...
Qué extraño es recordar los recuerdos de los otros.
Hoy he estado recordando otro tiempo que ya no es verdad. Mi ciudad, con playas que aún eran vírgenes, calles estrechas y tiendas con mostradores de madera, he recordado cuando los jóvenes de entonces iban a bailar al Hotel Miramar, cómo se paseaban en barca por el puerto, he recordado los colores de aquella época, cuando yo aún no había nacido, los atardeceres en el horizonte siguen siendo iguales, eso no ha cambiado. En sus recuerdos no me recuerdo a mi misma porque yo aún no era verdad. Con él puedo recordar nombres, verdades y mentiras, recordar sabores y el frío o el calor, pero los olores no podemos recordarlos porque dice él que los olores ya no son los mismos.
"El limonar", con sus casas señoriales y sus jardines sombríos olía a una flor blanca, como una campanilla que se abría al atardecer, era muy finita y olía a miel. Ya no huele así "El limonar", ya nada huele igual, dice él, y yo que estoy recordando sus recuerdos para que no mueran, busco esa flor blanca que huele a miel y se la llevo. Él intenta sonreír y dice que sí.
En silencio recordamos juntos el olor de "El limonar".
viernes, 22 de junio de 2012
tu sombra...
Se ha caído tu sombra.
En tu sombra escondías el aburrimiento y la monotonía, a la sombra mantenías frescos los deseos, como si aún fuesen jóvenes y desde la sombra salían corriendo para lanzarse al mar. Refugiado en tu sombra veías pasar a los que iban al sol, nadie tenía una sombra como la tuya y te sentías orgulloso. Era única. Una sombra frente al mar donde ibas cuando querías y te escondías a soñar.
Y un día llegas contento a buscar tu sombra y ves que se ha caído, es raro porque no ha habido un temporal, no ha subido el viento ni las olas, es como si la sombra se hubiese tirado por los suelos cansada ya de estar en pie.
Entonces miras atrás y recuerdas las otras sombras de tu vida, aquellas que en otro tiempo te abrazaron, las que habías olvidado y que también fueron cayendo.
miércoles, 20 de junio de 2012
no me indigno...
"No me indigno, porque la indignación es cosa de los fuertes; no me resigno, porque la resignación es cosa de los nobles; no me callo, porque el silencio es cosa de los grandes. Yo no soy ni fuerte, ni noble, ni grande. Sufro y sueño"
(Fernando Pessoa)
Me gustan las palabras de Pessoa, Me gustan todas sus palabras, no me canso de ellas. En ciertas palabras a veces nos vemos reflejados como cuando al pasar distraídamente ante un escaparate ves tu imagen y te sorprende, eres tú en el reflejo de un cristal, no esperabas verte, por eso te reconoces más real, no te ha dado tiempo a ajustar lo que eres con lo que de ti quieres ver.
Así me veo ante las palabras de Pessoa, como en un cristal que me dibuja sin definirme por completo, a través de un mundo que no es el mío.
Es cierto que no me indigno, ni me resigno, ni me callo, es cierto que no soy fuerte, ni noble, ni grande.
Sufro y sueño con alegría y esperanza.
martes, 19 de junio de 2012
joyas...
En la orilla del mar suelo encontrar piedras preciosas, las he buscado a lo largo de toda la vida y las distingo sin dificultad. Son mis joyas. Yo nunca he apreciado las joyas valiosas, esas otras piedras que también se llaman preciosas y que cuestan mucho dinero. Jamás las querido. Para mí no tienen interés. Sin embargo descubrir alguna piedra preciosa me llena de felicidad, puedo pasar horas mirándolas, casi nunca brillan, lo que brilla demasiado me aturde, prefiero los reflejos matizados y las penumbras.
Algunas veces mis joyas son rocas enormes, las encuentro en las montañas mágicas o en el mar.
Atardece, hoy necesito olvidar, me siento a mirar mis joyas tan hermosas, grandes, ensartadas por las olas.
La verdadera belleza consuela y no tiene precio.
domingo, 17 de junio de 2012
su mano...
Su mano me sostuvo. Me acarició. Me alzó por los aires. Me guió cuando me perdí. Él me contó que cuando nací me acercó su mano, yo me agarré a su dedo índice y no quise soltarlo.
Sus manos fueron fuertes y hermosas. Siempre me gustaron sus manos. Cuantas veces habré mirado sus manos, con sus manos me construyó una cabaña sobre un árbol para que yo tuviese mi primer refugio. Su mano abrazaba la cintura de mi madre cuando bailaban sin música en el jardín. Su mano me salvó en el mar y me llevó a la orilla. Me protegió, su mano hubiese matado por mí. Algunas noches necesité su mano junto a mi almohada para poder dormir. Sus manos distintas a la de todos los hombres de mi vida. Su mano que hizo tanto por amarme tanto.
Su mano se ha hecho vieja, llena de tiempo se va difuminando como él.
Su mano tiembla, como yo.
Su mano elegantemente abandonada mientras duerme.
Apoyo mi cara en su mano, no tengo otra cosa y quiero regalarle estas lágrimas.
jueves, 14 de junio de 2012
mentira...
Sólo las mentiras dicen la verdad. La nuestra, la que tenemos dentro, dormida, la que tanto temememos.
Vamos a decir mentiras.
No me cuentes tu verdad, ya la veo en tus manos, en tus ojos tristes o en el color de tus zapatos, háblame del sueño, no me digas lo que pasó, no quiero saberlo, no me importan las fechas ni los nombres, ni los verdaderos recuerdos. No eres lo que has vivido, quizás seas lo que no te permitiste vivir y lo que no te dejaron soñar ni decir.
Yo no te hablaré de mi pasado, no importa, no es lo que soy, podía haber sido distinto, qué más da si realmente estuve o no en aquel país lejano, ¿atravesé un desierto? ¿amé? ¿naufragé? ¿naufragaste tú? Inventemos otra historia, es el único modo de conocernos. Tú a mí y así yo a mí. Yo a ti y así tú a ti.
De verdad que no hay otro modo de llegar lejos.
martes, 12 de junio de 2012
crosno...
Llegué a Crosno al atardecer. Los tejados azules se teñían ya de violeta pero aún no habían encendido las luces de las calles. Las calles de Crosno son empedradas y estrechas, por las noches en la puerta de cada casa encienden un farol. En Crosno no hay luz eléctrica, la primera vez que vi la ciudad iluminada por las velas me emocioné, tuve la sensación de haber llegado a una ciudad inventada por mí.
Encontré sin dificultad una casa donde vivir. Por las mañanas salía con todos los demás al otro lado de la muralla y ayudaba en las tareas del campo, me gustaba cuidar el huerto o salir a pescar en las barcas rojas que tenían en el puerto, porque Crosno estaba al borde del mar. Aprendí a podar olivos y a remendar las redes, no quise ir con los rebaños a la montaña ni quemar rastrojos, me dejaron hacer lo que más me gustaba.
Por las noches solía quedarme sola en mi casa pequeña, aunque a veces participaba en las fiestas que organizaban en la plaza, bailaba y comía con ellos. Reía con ellos y les contaba a algunos mi historia si me preguntaban de donde venía y cómo había llegado a su ciudad.
En Crosno fui feliz. Cuando anochece aún pienso en los tejados azules que se tiñen de violeta.
Al final siempre huyo. No recuerdo qué fue lo que me hizo huir también de allí.
domingo, 10 de junio de 2012
demonios...
Tenemos dioses y tenemos demonios. Yo se que somos nosotros los que los inventamos, los vamos haciendo como queremos. Al menos yo los hago siempre tal y como quiero.
Casi todos mis dioses habitan en el mar. También tengo algunos dioses en las nubes, pero son dioses menores y despistados. Tengo dioses en las piedras, en los animales y en algunas flores. Tengo algún dios de papel y algún otro que es de carne y hueso.
A mis dioses les enciendo estrellas y velas por las noches y les pido que me cuiden, que no me dejen y que me ayuden a ir viviendo.
A mis demonios los tengo casi siempre a raya. Son demonios dormilones y risueños. No son malos del todo mis demonios, ni demasiado feos. Son viejos, eso si, tienen algunos desconchones, han perdido el color y la memoria, ya no dan ni miedo.
La verdad es que no suelo verlos, se esconden y exceptuando algún grito desesperado, casi siempre están en silencio.
Aprendí hace mucho tiempo que mirándolos con ternura hasta los demonios son medio buenos.
jueves, 7 de junio de 2012
la isla blanca...
La isla blanca está en un pueblo pequeño entre montañas, cerca del mar, al sur de Granada, pero podría estar en cualquier sitio porque la isla blanca está lejos del mundo, de todos los mundos menos del interior. Es una isla que mira hacia dentro. Tiene una gran fachada blanca y podría parecer una casa en una calle pero sólo el que ha entrado sabe que en realidad es una isla que flota sobre el mar denso de la realidad. Yo, que soy un pez, no se nadar en ese mar turbio y traicionero y muchas veces me ahogo, veo a los demás moverse con facilidad, son capaces de vivir entre las olas altas de una realidad que a mi se me hace absurda, los demás suelen nadar en parejas o en grupo, yo creo que no saben donde van, pero avanzan por el tiempo y el espacio y yo, que soy un pez, no se seguirlos. Sólo en la isla blanca encuentro refugio.
En la isla blanca tengo mi cielo y mi orilla, agua dulce y dulces sueños, tengo un bosque sombrío y una playa de piedras en la planta alta, al sol. En la isla blanca tengo estrellas, un horizonte de montañas azules, mucho tiempo y poca prisa, tengo silencio o música, millones palabras y casi todos los colores.
Como un náufrago llego aquí y entre los muros blancos descanso y respiro.
martes, 5 de junio de 2012
sabores...
Es cierto que muchas cosas ya no saben igual, ni las cerezas ni los albaricoques ni las manzanas ni las uvas, las peras y los higos tampoco saben ya igual, ni los tomates.
Pero hay muchas cosas que
si saben bien: sabe bien cuando sabes que alguien sabe que
te gusta, te gusta lo que dice y lo que hace, eso sabe bien.
También sabe bien cuando sabes que
brindarás bajo las estrellas o cuando sabes que al salir del mar los
labios sabrán a sal, eso sabe bien. Saben bien los besos y los besos soñados saben a gloria, el sabor de los besos soñados no pasa con los años. Las risas saben siempre bien, a
cualquier hora. Los secretos, los silencios y algunas palabras saben
bien, sobretodo a la luz de las velas. Sabe bien el aire fresco del
amanecer y sabe bien el agua cuando se tiene sed.
Incluso las manzanas, las peras y las uvas siguen sabiendo bien si las pintó Caravaggio.
El arte sabe bien.
domingo, 3 de junio de 2012
cerezas...
Las cerezas, como muchas cosas en la vida, vuelven cuando no se recordaban, aparecen un día sobre una mesa y sorprenden porque son iguales a las cerezas de aquellos veranos felices. Por las tardes a la sombra del nogal, con el pelo húmedo y los labios azules de tantas horas en el mar. Las niñas nos colgábamos las cerezas de las orejas como pendientes. Los niños se metían las cerezas en la nariz y después se las comían para darnos asco y risa.
Aparecen de nuevo las cerezas llenas de recuerdos rojos. Entonces se desean y por un momento, antes de probarlas, saben a felicidad. Las comemos mientras charlamos intentando no recordar aquellas otras cerezas y que no somos los mismos, ya no tiritamos ni tenemos los labios azules, no hay hambre de cerezas, no nos las colgamos de las orejas ni nos gusta en secreto un niño moreno que nos hace reír.
No son tan dulces ni saben a sueños estas cerezas.
Estas cerezas saben, como muchas cosas en la vida, a la melancolía de lo que ya no es.
viernes, 1 de junio de 2012
volar...
"un mundo de piedra" lápiz sobre papel.
Las cosas cambian.
Un día soy la piedra que pesa, la que está inmóvil en el suelo, paciente o triste. Hay otras piedras que se elevan y vuelan (aunque las piedras no vuelan), todo puede pasar.
Otro día vuelo yo, me elevo, miro el mundo desde arriba, inquieta o feliz, soy una de esas piedras que vuela (aunque las piedras no vuelan), todo puede pasar.
Las cosas cambian, todo puede pasar y todo pasa...
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