A veces me duele el mar, como duele la niñez lejana y salada.
Si me dices azul pienso en pasado.
Si me tocas seguramente me alejo, y busco aquel temblor primero de sol y sombra.
A veces me duelen las lágrimas que no caen, creo que aún son aquellas del mar, en la niñez azul, temblando bajo el sol, a la sombra salada.
Las llevaré conmigo como un tesoro hasta que nada duela.
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