sobre las cosas del vivir



viernes, 13 de abril de 2012

él...




Era él. Su mirada era triste. Su caminar lento. Casi siempre era invisible. En clase yo estaba absorta en mi dibujo y de repente él me tocaba el hombro. Se había convertido en una costumbre, él me tocaba el hombro sin decir nada y yo me asustaba siempre, entonces reíamos los dos. Yo más, él reía en silencio. Todo lo hacía en silencio. Pintaba en silencio, bromeaba en silencio, incluso hablaba en silencio. Tenía unas manos preciosas manchadas siempre de pintura o de barro, también llevaba la ropa manchada de pintura o de barro. Solía quedarse absorto mirando un cuadro, el cielo o el fluír del río. Después desapareció en silencio.
Este es un autorretrato que me regaló en silencio, antes de irse.
Quizás no tenía que haber escrito nada sobre él porque todo, absolutamente todo, lo dice su dibujo.

Cuando un dibujo o un cuadro dice mucho más que una foto o que todas las palabras.

1 comentario: