Desde la ventana del baño de esta casa veo muy cerca árboles muy verdes, detrás cielo muy azul. Nada más, es cierto que si buscase con la mirada rincones o si mirase hacia el suelo vería un trocito de calle, algunos coches aparcados y una esquina del contenedor de basura, pero ¿para qué voy a buscar hacia abajo la realidad si puedo perderme en el cielo? Lo pienso por las mañanas mientras me ducho mirando las hojas que brillan y se mueven al son de alguna brisa, entre las ramas también hay pájaros que cantan y yo sonrío porque podría estar en un bosque o en una isla. No miro a la calle ni al contenedor y me siento feliz. Es fácil sentirse feliz si se sabe dirigir la atención y la mirada.
Hay sólo que aprender a distinguir, entrenarse e intentarlo.
Una vez mi padre me dijo algo parecido con palabras menos bellas...sigo el consejo a rajatabla.
ResponderEliminarLo habré aprendido yo de ti?
ResponderEliminarNo, tú me lo recordaste...
EliminarSi, pero a veces hay que ver lo feo del mundo para indignarse y querer que sea más bello. R. I am sorry, no puedo evitarlo.
ResponderEliminarSI, R. Eso de indignarse está muy bien. Últimamente hay muchos indignados en todas partes. Yo prefiero no indignarme. Pero te comprendo.
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ResponderEliminarCapto la ironía, indignarse quizás no es suficiente, pero (siempre un pero, me persigue) ya sabes “si la cuerda está demasiado tensa se rompe, pero si está demasiado floja no suena”, creo que la frase es de Buda.R.
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