sobre las cosas del vivir
martes, 2 de abril de 2013
almas...
Hay almas rotas. No siempre estuvieron así. Hubo un tiempo en que fueron fuertes, o lo parecían, eran brillantes como joyas (no hay nada que brille más que un alma cuando brilla). Justo antes de romperse sonaban a cascabeles o risas.
Algunas almas rotas son como las casas rotas, al verlas uno se imagina o sueña cómo fueron antes de romperse, cuando estaban llenas de ilusiones o de amores que aún no se habían roto tampoco. Las llenaban flores y cortinas vaporosas, había quién se preocupaba de lavar el suelo y los cristales o de cuidar el jardín.
Después el viento o el tiempo vaciaron esas casas, rompieron las almas y sólo el olvido recuerda aquellos amores rotos.
Al ver una casa rota yo siempre (o casi siempre), deseo arreglarla, devolverle la vida, imagino o sueño que la hago brillar y que se llena de nuevo de ilusiones y de amores. Pintar de blanco la tapia, cuidar el jardín, lavar el suelo, poner cortinas.
Lo malo de las almas rotas es que son mucho más difíciles de identificar y cuando se encuentran, de volver a hacerlas brillar.
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No sé en quien piensas al escribir esto... Quizas amas a alguien que tiene rota el alma..
ResponderEliminarTal vez te refieres en nadie particular...
Lo que me queda claro es que puedes traer a la vida...
Si sigues publicándolo, pronto te encontrarás con una larga fila de personas ante tu puerta...
No me refiero a nadie en particular, encontré una casa rota frente al mar y pensé en la similitud, me encanta recuperar las casas rotas y traerlas a la vida, como dices tú, no creo que sea
Eliminarcapaz con las almas.... y espero no encontrar una larga fila de personas ante mi puerta, no sabría qué hacer.
Muchas gracias por tu comentario tan encantador.