sobre las cosas del vivir



lunes, 29 de abril de 2013

las figuras imaginarias...



"Las figuras imaginarias tienen más importancia y más verdad que las reales.
Mi mundo imaginario fué siempre el único mundo verdadero para mí. Nunca tuve amores tan reales, tan llenos de vigor, de sangre y de vida como los que tuve con figuras que yo mismo creé. !Qué locura! Tengo saudades de ellos, porque igual que los otros, estos pasan también..."

Fernando Pessoa.
"Libro del desasosiego"
-415-

Él escribió lo que yo siento...


domingo, 28 de abril de 2013

la niña chica...



Algunas cosas que ya se habían olvidado y que se volverán a olvidar, tienen la capacidad de trasladarnos en el tiempo. Hacia atrás, claro, muy atrás.
En una mañana de domingo las olas rompen con furia en la orilla, el viento arrasa. Tu perra corre por la arena persiguiendo gaviotas y tú subes sin pensarlo a un columpio de la playa. Vuelas, vuelas muy alto, (a tu edad) y ríes...



eres de nuevo la niña chica...

jueves, 25 de abril de 2013

el tiempo perdido...



Es inútil buscarlo, el tiempo perdido no se volverá a encontrar jamás, se disuelve y desaparece, sólo en la memoria algunos bucles de recuerdos intangibles hasta que terminan por deshacerse.
Los grandes héroes que salieron a buscar el tiempo perdido regresaron llenos de palabras, no de tiempo.
No hay nada que me asuste más ni que me dé más placer que ser consciente del tiempo que voy perdiendo.
Dulcemente lo dejo correr entre los dedos, como se deja correr el agua cuando fluye, esa es su esencia y su belleza.

He aprendido a definirme por la calidad del tiempo que pierdo.


martes, 23 de abril de 2013

mi estudio...


En la primera planta está el dormitorio (de los sueños hablaré otro día) y en la planta alta el estudio, da al sur, un ventanal grande lo separa de la terraza donde tengo un naranjo pequeño, romero y un jazmín, en la terraza es donde en verano me tumbo a mirar estrellas. Como la casa está en una calle pequeña de un pueblo pequeño hay mucho silencio, sólo se oyen los pájaros y cuando hace viento las ramas de los árboles. Algunos días oigo música aunque casi siempre prefiero el silbido suave del silencio.
Subo al estudio después de la ducha fría con mi taza de café y paso todas las horas de la mañana inmersa en una especie de "dolce far niente" que me llena de felicidad. Casi nunca tengo nada concreto que hacer y cuando lo tengo lo resuelvo rápido, así que salto sin orden de una lectura a otra, de un pensamiento a otro, de un dibujo sin terminar a un libro de pintura y me recreo en cosas pequeñas, aparentemente sin importancia pero que suelen darme la clave de las cosas y el sentido al seguir viviendo.

Mi estudio está muy lejos del mundo real y muy lleno de mí, me siento muy afortunada de tener ese espacio pequeño y luminoso donde pasar las horas y perder el tiempo.


sábado, 20 de abril de 2013

la casita...



Se entra directamente desde la calle, eso al principio no me gustó, siempre me ha parecido que entrar en un espacio es como cambiar de dimensión y no se debe hacer demasiado bruscamente. Sin embargo ahora me encanta, abro la puerta y entro en otro mundo, dejo fuera la calle estrecha, la vida gris, las palabras, los miedos, lo dejo todo y entro. Tres metros de ancho por doce de largo, más los dos metros del patio diminuto tras el cristal que le da la luz y la vida. Ese patio con su pared roja, su fuente (diminuta también) y sus plantas que no tienen miedo de crecer en busca del cielo, es un ejemplo de vida, no se puede usar más que para ser disfrutado visualmente pero sin él todo sería vano, inútil, no funcionaría nada sin ese espacio que no tiene otra misión que la de dar la luz y la vida. Creo que hay personas y cosas así, pequeñas pero que son las que dan luz o sentido a la vida.
Hay una chimenea a la izquierda y en frente el sofá, hay un equipo de música, y la cocina de juguete, una mesa con cuatro sillas (creo que nunca se han usado las cuatro a la vez). después la escalera que baja al sótano donde tengo la leña que enciende el fuego en invierno y los trastos que uno cree que son necesarios tener, la escalera también sube hacia los otros espacios que me acogen y que me consuelan, como me acogía mi madre entre sus brazos y me consolaban sus besos callados.




Subiremos a la primera planta otro día.



jueves, 18 de abril de 2013

ángeles...



Si te mueves bruscamente se aleja de ti y se calla cuando hablas, "en ese otro espacio donde ellos habitan sólo los silencios significan". Él existe para estar contigo, ¿no has comprendido aún que los efímeros momentos de felicidad que te sorprenden no son más que sus alas al rozarte dulcemente?. A tu ángel no le importa el paso del tiempo, no lo entiende, contento envejece junto a ti, no se preocupa por todas esas cosas que tú crees importantes, está alegre cuando tú, mira por donde pisas y aunque lo intenta no sabe apartar las piedras de tu camino.
Se manifiesta algunas veces en tu gesto distraído, en tu sombra, en el agua que bebes, entre las notas de algunas músicas que te estremecen.

En el hilo que sin darte cuenta llevas cosido al corazón.



 

martes, 16 de abril de 2013

en tarifa...



En Tarifa hay un jardín antiguo de árboles enormes, no tiene muchas flores, sólo en algunos macetones de barro crecen petunias o pensamientos, pero las palmeras y los eucaliptos se enredan en el cielo, hay plataneras y cañas, romero, tomillo y algunas otras hierbas aromáticas buscando las esquinas donde llega el sol. Entre los senderos umbríos algunos jazmines y una dama de noche beben de las fuentes que se oyen sólo cuando el viento se calma y deja tranquilas las hojas y las ramas, entonces también se distinguen el canto de los pájaros y el rumor de las olas.



Caminar por ese jardín que termina en el mar es como caminar por el paraíso.


domingo, 14 de abril de 2013

tarifa...



En las dunas hay soledad y flores amarillas, el cielo inmensamente azul, el mar es verde cerca de la orilla donde rompen las olas en espuma blanca. La arena es muy suave hasta que el levante se hace cruel, entonces vuela y duele en la piel como duele la añoranza o la pena en el corazón. En la línea del horizonte se dibujan las montañas de África como si se pudiese llegar a nado. Por las noches, allí en el estrecho, las estrellas son más y más grandes, no están tan altas y llenan el aire, tanto que pueden respirarse. Cuando voy a Tarifa me lanzo al mar aunque no haga calor y vuelo sobre las olas, corro por las dunas y río, me entierro en la arena dulce. Por las noches respiro estrellas.

Hay lugares que hacen feliz, no importa el tiempo que pase, por eso uno siempre quiere volver. Este fin de semana he estado en Tarifa, he sido feliz.


sábado, 13 de abril de 2013

misterio...



Ayer me preguntaste si sueño aún, te dije sí, sueño. "Nada ni nadie que no nos haga soñar interesa". Somos dos mirando un sueño, ¿un diálogo por fin?, la luz nace del misterio. Miramos sin mirarnos hasta que las palabras se nos acercan en círculos, nos llegan a los pies, después nos cubren el cuerpo y nos sellan los labios.
Yo querría lanzarme al sueño o al misterio, me arrodillo para mirar, tú dices que dudas, nos separa el mundo, ya no dices nada más, ni tu nombre.

La obra es de Cayetano Romero, las emociones son mías. (Es una de esas pieza que aún hace soñar).




viernes, 12 de abril de 2013

preguntas y respuestas...


¿Caminas alegre? ¿Miras el cielo? ¿Respiras profundo? ¿Te ha sorprendido la primavera? ¿Sonríes? ¿Sueñas aún?

¿Crees que eres feliz?

Caminas alegre. Miras el cielo. Respiras profundo. Te ha sorprendido la primavera. Sonríes. Sueñas aún.

Crees que eres feliz.



miércoles, 10 de abril de 2013

rené...



Teníamos un monito que vivía con nosotros como un hermano más, mi madre le hacía ropita diminuta y lo vestía por las mañanas, a veces pensé que lo quería más que a mi porque tardaba más en vestirlo a él; por las noches lo metíamos en el baño y le lavábamos el pelo con nuestro champú, cuando se mojaba se quedaba tan delgado que parecía un lápiz y nos reíamos mucho. Se llamaba René. Dormía con mi hermana pequeña que era entonces un bebé, René la cuidaba y la protegía, si alguien se acercaba a ella él se ponía a la defensiva y gritaba, si ella lloraba o había que hacerla dormir bastaba con llamar a René y él la tranquilizaba. Robaba cosas y escapaba, se subía a las cortinas y las lanzaba desde allí. Tenía una casita preciosa que le hizo mi padre, sobre una gruesa caña de bambú, era de madera, a dos aguas con una especie de terraza donde René se sentaba a mirarnos, si se sentaba de espaldas significaba que estaba enfadado o triste. Si a alguien se le perdía algo íbamos a su casita y seguramente lo encontrábamos allí, debajo de su manta o entre sus juguetes. Por la noche se abrazaba al cuello de mi padre o se subía sobre su cabeza cuando caminaba. Yo adoraba a René, no me cansaba de mirarlo ni de estar con él, aprendí su lenguaje y él el mío.
René murió, seguimos creciendo rodeados de animales, todo tipo de animales, la vida cambió, nos hicimos grandes, nos fuimos de casa. Ahora todo es un recuerdo y los recuerdos se difuminan inevitablemente.
Hoy es el cumpleaños de mi hermana, no sé si ella recuerda a René.

Hay días de nostalgia. Hoy también es mi cumpleaños y aquí estoy, buscando en la nostalgia y regalándome recuerdos.


lunes, 8 de abril de 2013

la noche...



La noche se va retrasando cada día. Ahora al salir de clase hay colores en el cielo, ya hay aromas en el cielo, subo por la avenida que hace sólo unos días era negra y dura, larga y fría como el invierno. Han florecido los jacarandá, el asfalto es más blando y la vida parece más suave. Camino mirando la silueta de las palmeras y el cielo, mis pasos son también más blandos y más suaves.  

Como los jacarandá mis pensamientos dejan caer pétalos violetas.




domingo, 7 de abril de 2013

miamar...



Entonces hizo para mi un barquito de papel, sabía que lejos del mar no puedo vivir.
En aquellos montes un río fluye hasta el fin del mundo.
Me preguntó si me atrevía a dejarlo ir, como se deja ir la vida. Yo dudé.
Antes de lanzarlo a la corriente helada le pusimos mi nombre.

Lejos del mar no sé vivir y me dejó ir, como se deja ir la vida.



jueves, 4 de abril de 2013

caballos rojos...



Hace poco, después de una cena entre amigos, me dejé llevar por la pasión en el sentir y el hablar, (me pasa a menudo y después me arrepiento casi siempre), estaba hablando de lo que habían progresado mis alumnos, me siento muy orgullosa y comencé a enseñar fotos de los dibujos que hacían hace sólo unos meses y de los que hacen ahora, alguien al verlos dijo que no parecían reales. Como estoy acostumbrada a arrepentirme cuando me dejo llevar por la pasión en el sentir y el hablar respondí que sí, que tenía razón, que no eran reales, dejé de enseñar fotos y cambié de tema, pero me quedé pensando que es justo eso lo que intento enseñarles a mis alumnos. Hay una anécdota que repito en clase, porque antes de aprender es normal que ellos pretendan hacer dibujos que parezcan reales sin comprender aún los otros parámetros que les intento transmitir.
En una exposición un crítico de arte le dijo a Matisse, "¿Dónde se han visto caballos rojos con la crin azul?."  Matisse contestó, "Señor, ¿no se ha dado usted cuenta de que lo que está mirando no son caballos? Éso es un cuadro".

Estoy aprendiendo a no dejarme llevar por la pasión en el sentir y el  hablar, no siempre lo consigo, pero nunca es tarde para aprender, o al menos para intentarlo.



miércoles, 3 de abril de 2013

casas rotas...



Las casas se rompen y se van muriendo de pena cuando se abandonan. Las almas se rompen al abandonarse a si mismas heridas de pena también.

Qué tristeza cuando uno ve una casa o un alma abandonada frente al mar.


martes, 2 de abril de 2013

almas...



Hay almas rotas. No siempre estuvieron así. Hubo un tiempo en que fueron fuertes, o lo parecían, eran brillantes como joyas (no hay nada que brille más que un alma cuando brilla). Justo antes de romperse sonaban a cascabeles o risas.
Algunas almas rotas son como las casas rotas, al verlas uno se imagina o sueña cómo fueron antes de romperse, cuando estaban llenas de ilusiones o de amores que aún no se habían roto tampoco. Las llenaban flores y cortinas vaporosas, había quién se preocupaba de lavar el suelo y los cristales o de cuidar el jardín.
Después el viento o el tiempo vaciaron esas casas, rompieron las almas y sólo el olvido recuerda aquellos amores rotos.
Al ver una casa rota yo siempre (o casi siempre), deseo arreglarla, devolverle la vida, imagino o sueño que la hago brillar y que se llena de nuevo de ilusiones y de amores. Pintar de blanco la tapia, cuidar el jardín, lavar el suelo, poner cortinas.

Lo malo de las almas rotas es que son mucho más difíciles de identificar y cuando se encuentran, de volver a hacerlas brillar.