No habla, ni ríe, se tapa con un manto de nubes empedradas, como si tuviese frío.
Tímido, pudoroso, no daña ni alegra ni calienta. No piensa en azul.
A sus pies el mar insensible, de plomo, triste como él.
No recuerda ni acaricia ni desea ya la piel desnuda.
Consuela saber que pase lo que pase volverá a brillar, el sol de diciembre.
Tener alguna certeza ayuda a vivir.
La certeza de que el sol brillará ayuda a vivir y la certeza de que después de la lluvia llega el sol o después de las lágrimas la alegría.
ResponderEliminarGracias por compartir ciertas certezas, anónimo....
EliminarPor donde vivo Diciembre anda confundido. Se cree verano.
ResponderEliminarPuede ser que por donde vives diciembre sueñe con calor y sol, puede ser que por donde vives diciembre se ría del frío y de las penas, puede ser que donde vives el sol busque azules y sombras frescas. Gracias a estas palabras tuyas acabo de comprender que no hay un solo diciembre. No es que diciembre ande confundido, quizás sea yo la que me confundo.
EliminarBuen diciembre cálido. Tendré que imaginar algún cálido diciembre, gracias a ti.
NI me acordaba de este comentario tuyo! Eras tan buena!!!
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