sobre las cosas del vivir



martes, 18 de diciembre de 2012

la bahía...




En aquella bahía el mar solía estar en calma, los barcos fondeaban tranquilos, nunca había vientos traicioneros que levantaran olas o hiciesen garrear las anclas. Se balanceaban dulcemente los barcos y borneaban juntos mirando al norte cuando soplaba la brisa seca que venía de tierra. Desde la orilla se podía oír el crujir de las maderas o el rumor de las conversaciones de los marineros, las palabras también se las llevaba el viento seco del norte. Cuando los barcos zarpaban y se iban empujados por ese viento honesto no quedaba nada de ellos en la bahía. Ni el recuerdo.

En el mar es difícil dejar huella.


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