sobre las cosas del vivir
jueves, 31 de octubre de 2013
los muertos...
Desde hace unos años, no muchos, la gente se disfraza, como hacen en otros paises y la noche de los muertos se convierte en una fiesta.
Nunca hubo aquí esa costumbre, llegó impuesta por las películas americanas y nosotros, que vamos más lejos, lo hemos convertido en carnaval. Por las calles bailan y cantan las brujas y las calaveras, pero yo de verdad estoy triste, aunque me pregunto si no sería ésta tu última broma, morir el día en el que bailan los muertos.
¿Recuerdas? tú siempre me decías que me querías tanto tanto que cuando murieses volverías como fantasma porque no querías dejarme nunca, así eras tú, alegre, hasta con la muerte bromeabas, a tu lado todo parecía fácil y todo daba risa.
Yo te rogaba que no lo hicieses y tú decías Uhhhh asustándome y abrazándome.
Unos minutos antes de morir, el uno de noviembre, con tu última sonrisa fuiste aún capaz de bromear y me dijiste de nuevo que volverías como fantasma porque me querías demasiado para dejarme sola (sólo tú sabías lo débil que puedo llegar a ser y cuánto tiempo continuaría necesitándote) entonces te lo pedí por favor, fue lo último que te pedí, vuelve aunque sea como fantasma, no me dejes nunca.
Así lo hiciste, pasan los años y sigues bromeando conmigo. Ahora el día de tu muerte, aunque yo intente esconderme y evitarlo, es una fiesta.
martes, 29 de octubre de 2013
domingo, 27 de octubre de 2013
mi ausencia...
Esa fue una mañana gris. Había ido a comprar unas flores, al volver las planté en unas macetas de barro y las regué. Salí a hacer una foto para decir que había plantado unas flores (últimamente las palabras van acompañadas de imágenes). También hice una foto del estudio desde la terraza. Era la foto de mi ausencia. Estaba la taza dorada porque voy tomando el café a sorbitos. Estaban los libros, el cuaderno donde dibujo o escribo. Estaba mi desorden, la regla, el pegamento, los almohadones, las zapatillas bajo la mesa, había salido descalza, muchas veces se me olvidan las zapatillas y voy descalza por la casa. Estaba todo menos yo, sentada en el sofá, pasando de un libro a otro, de un pensamiento a otro de un día a otro.
Es la foto de mi ausencia, estaba a punto de borrarla cuando he comprendido que nunca me había visto tan nítidamente...
jueves, 24 de octubre de 2013
el viaje...
Primero lo prepararía con muchísima ilusión. Creo que esa parte es la que más me gusta de los viajes, hacer una maleta diminuta con muy pocas cosas, viajar ligera de equipaje. Acabo de comprar una bolsa de viaje, la que siempre había soñado, de cuero, hecha a mano, qué pocas veces se encuentra lo que se había soñado, qué absurdo dejarlo pasar, aunque era muy cara la he comprado sin dudar. En esa bolsa metería la ropa elegida para ese viaje, lo pensaría mucho porque no sabría qué tendría que hacer allí. Daría paseos por una ciudad desconocida, ¿o sería un pueblo? ¿iría a una playa? ¿a un parque? ¿haría frío? ¿tendría que ir a alguna cena?. Llevaría un sueter de cuello alto y unos jeans, el collar de nácar y una camisa de seda.
Haría primero un viaje en avión, el avión siempre me hace creer que todo es posible, si se puede volar, todo se puede.
Al llegar hablaría otro idioma, me gusta hablar otros idiomas, hablando en otro idioma también se es un poco otro.
Buscaría una estación de autobús y recorrería kilómetros através de espacios amplios, sonreiría a mi imagen reflejada en el cristal, siempre sonrío a mi imagen en el cristal cuando viajo en autobús o en tren. También sonreiría al llegar, estoy segura.
Entonces, si hiciese el viaje, comenzaría la historia.
martes, 22 de octubre de 2013
mi privilegio...
Me ha despertado la luz del día. Soy consciente de mis privilegios, no me permito olvidarlos ni acostumbrarme a ellos, sería como perderlos.
Es un gran privilegio que me despierte la luz del día y no tener que levantarme con prisas. Puedo desayunar en calma, respirar despacio, moverme lentamente y hacer de los pequeños actos cotidianos un juego o un rito.
Es un gran privilegio tener tiempo.
La luz del día era blanca y densa, incluso el canto de los pájaros se hizo lento. El cielo también era blanco; mi privilegio blando comenzaba a disolverse y no sabía qué hacer con él.
En la esquina de la calle han abierto una pequeña tienda de flores. He ido a comprar un pensamiento violeta y una clavelina roja, quería poner color a mi tiempo blanco hoy.
Intentando engañar a la melancolía.
domingo, 20 de octubre de 2013
mis amigos...
Normalmente no los veo ni estoy con ellos, estamos muy lejos durante días, meses o años. Puede pasar que cuando hablamos o nos vemos, no nos entendamos ni estemos de acuerdo con las cosas que pensamos o sentimos. Hablamos. En ocasiones incluso los recuerdos que nos unen parecen distintos y entonces nos reímos de nosotros mismos porque no somos capaces de retener lo que vivimos juntos y nos unió. Reímos.
Yo sé que en este inmenso mar de la vida ellos nadan libres como yo y algunas veces nos reencontramos, eso me basta, no necesito la compañía ni la relación constante que algunas personas consideran fundamentales para prolongar una amistad. Yo soy escurridiza y ellos me quieren así, cuando los busco con mis tristezas o mis alegrías ellos me acogen y después me dejan ir libre de nuevo, sin compromisos ni citas, sabemos que volveremos a encontrarnos de algún modo y que no hay tiempo ni distancia ni silencio que pueda separarnos. Nos queremos.
Así somos mis amigos y yo.
jueves, 17 de octubre de 2013
el jabalí...
Entre Motril y Vélez hay una carretera de montaña que no usa casi nadie desde que hicieron la autovía.
Yo la llamo la carretera de los pinos, sube desde Motril por un pinar aunque después del túnel de la Gorgoracha el campo se hace agreste y entre las rocas crecen adelfas, tomillo y romero, algunas higueras, acebuches y palmitos.
La gente la llama "los caracolillos" porque tiene muchas curvas cerradas que bajan dibujando por el monte un caracol. El viaje diario que hago por esa carretera se ha convertido en uno de los momentos más placenteros del día. Conduzco despacio con las ventanillas abiertas, cuando llueve dejo que entren en el coche las gotas de lluvia para que me inunde ese olor fresco que me transporta a otros tiempos y a otros lugares donde la lluvia siempre huele igual. En invierno paro en la cuneta y recojo piñas secas para encender la chimenea cuando vuelvo por la noche. Por esta carretera suelo ver ardillas y zorros, eso me llena siempre de alegría, algunas veces tengo que detenerme y dejar pasar las piaras de cabras. No hay cobertura de teléfono en el trayecto y comprendo que es peligroso pero me niego a tomar la otra carretera más segura y perderme este pequeño placer diario.
Anoche tuve que frenar en seco porque un jabalí se paró delante de mi coche. Pasé miedo, pienso siempre que sería terrible atropellar a un animal, pero después de mirarme siguió caminando al trote y se perdió entre los árboles negros. Yo también continué mi camino aliviada porque no pasó nada y feliz de que se cruzase en mi camino.
Algunos encuentros inesperados son así, bruscos y dulces a la vez.
martes, 15 de octubre de 2013
el palacio...
Cuando llegó al palacio tardó varios días en adaptarse, los espacios eran más pequeños de lo normal. Era extraño que un palacio fuese tan pequeño, pero la princesa no protestó ni dudó que en ese pequeño espacio sería feliz.
Las estancias de ese palacio estaban dispuestas en vertical, había que ascender por una estrecha escalera blanca para ir de una a otra, eso tampoco molestó a la princesa aunque ella nunca había habitado en una torre, los palacios o castillos donde pasó su infancia o su juventud habían sido amplios y horizontales. Nunca había pensado que al ser mayor tendría que estar subiendo y bajando escaleras todo el día y algunas noches. Pero ella era ágil y fuerte y no le tenía miedo a la edad ni a las alturas y se adaptó a su nuevo palacio en pocos días.
Tampoco le extrañó estar sola, ya nadie venía por las mañanas a abrir la ventana y besarla en la frente, como cuando vivió en su primer reino. Recordó las caricias de su madre y a aquella mujer tan buena, María, que la cuidó cuando fue pequeña. Algunas noches, cuando la princesa tenía miedo, iba a la cama de María y aquella mujer la abrazaba y le cantaba canciones muy bajito.
Ahora no se permitiría tener miedo por las noches ni esperaría a nadie por las mañanas. Ahora la princesa en su palacio vertical que llegaba al cielo, tendría que hacerlo todo sola. Buscaría ella misma los alimentos y los cocinaría, eso le daba mucha pereza y algunos días se quedaba sin comer porque se le olvidaba que tenía que hacerlo.
También cuidaría ella misma de la limpieza y las plantas, aprendería a podar en invierno y a abonar la tierra en primavera, no importaba si su tierra era ahora unos tiestos de barro, era su tierra y cuidaría de ella como si fuesen colinas, y si había perdido el lago azul donde en aquel otro palacio se bañaba al atardecer, no importaba, pondría una pequeña fuente en su jardín para seguir oyendo el rumor del agua.
La princesa aprendió que no son las grandes cosas las que dan alegría y supo vivir una vida pequeña sin añorar ni desear otra y cada día recorría descalza y libre su pequeño palacio.
Algunas noches de luna, cuando no podía dormir, también recorría caminando en silencio, casi sin tocar el suelo, su palacio vertical.
Mientras tomo el café por las mañanas leo en los libros que llenan mi cocina preciosas historias que no se acaban nunca.
domingo, 13 de octubre de 2013
el desierto...
Allí el desierto acaba en el mar. La tierra roja, el polvo blanco, las palmeras acaban en el mar. Los senderos, las colinas, el silencio, la primera estrella, la media luna acaba en el mar. Los atardeceres, las huellas del tiempo, las minas abandonadas, el viento, las palabras.
Las piedras negras y una mariposa, acabaron también en el mar.
Cabo de Gata, Almería.
jueves, 10 de octubre de 2013
la vida...
"Ignorar la vida con todo nuestro cuerpo, perderse en la realidad con todos los sentidos, renunciar al amor con toda el alma..."
"Tejer guirnaldas para, una vez acabadas, deshacerlas total y minuciosamente"...
"Ver al tiempo pintar el mundo y parecernos el cuadro no sólo falso sino vano también"...
En este amanecer de octubre, muy despacio, voy tragando las palabras de Pessoa que, como una droga, me dan y me quitan la vida a la vez.
lunes, 7 de octubre de 2013
ayer...
Ayer nadé en alta mar, la brisa era fresca aunque el sol ardía aún. A dos nudos el barco avanza suave, como si acariciase apenas la superficie azul.
Hoy el cielo está gris y ayer parece un sueño.
Caen las primeras gotas de lluvia pero no me canso de soñar.
sábado, 5 de octubre de 2013
una carta...
Era amigo de mi hermano mayor. Yo iba aún al colegio con el uniforme azul. Él ya estaba en la universidad. Estudiaba medicina, era alto y fuerte, tenía los ojos muy negros y las manos preciosas. Era de izquierdas, había creado el cineclub de la facultad, asistía a las tertulias literarias, caminaba despacio, un poco encorvado, siempre con un cigarrillo en la mano.
En secreto yo estaba enamorada de él, era exáctamente lo que yo creía que amaría siempre.
Las chicas de su edad lo rodeaban, eran modernas, no llevaban ya uniforme, eran altas y guapas. Él nunca me miraba, pasaba el brazo por la cintura de alguna de esas chicas y sonreía, los miraba yo. Iba al cineclub por verlo a él porque las películas que ponían eran incomprensibles y aburridas, aunque después, cuando pasó el tiempo me alegré mucho de haber visto todas aquellas películas, de recordar los nombres de los directores y de haber oído los comentarios que hacían durante el debate posterior a la proyección porque aprendí mucho.
También fui a alguna de las tertulias literarias dónde él hacía referencia a los libros que había leído, siempre me impresionaba su cultura y su inteligencia. Yo anotaba los títulos de los libros que él mencionaba para leerlos y poder hablar con él, a su nivel, cuando me hiciese un poco mayor y él me viese, caminaríamos juntos hablando de cine y libros, porque él terminaría enamorándose de mi.
Hasta ahí lo recuerdo todo, pero no recuerdo qué sucedió después, yo me fui a la universidad a otra ciudad, no recuerdo sus llamadas ni sus visitas inesperadas, no recuerdo el final, ni siquiera recuerdo si llegó a empezar.
Esta mañana he abierto un libro y he encontrado algunas de sus cartas, ( mis libros siguen escondiendo sorpresas), no recordaba que me hubiese escrito, cuando ya no las soñaba, unas cartas tan bonitas.
Recuerdo nítidamente el deseo y la espera pero no lo que pasó en realidad.
Como siempre estoy de acuerdo con Pessoa: "No es el amor, sino sus alrededores, lo que vale la pena."
jueves, 3 de octubre de 2013
este cuadro...
Es un cuadro sereno y silencioso. Recuerdo que estaba en casa de mi abuela, donde vivíamos todos, en el salón grande, entre otros cuadros hermosos que iban impregnándose de aquella serenidad y aquel silencio, como las mesas, las alfombras y los espejos. Los objetos tienen memoria y consiguen transmitirla através del tiempo, si llegan a un espacio nuevo siguen siendo lo que fueron. Los objetos tienen también un destino, este cuadro ha venido a mi sin que yo lo buscase. Ha llegado huérfano, envuelto en una sábana de lino. Al desnudarlo y verlo aparecer me ha inundado la serenidad y el silencio, también la melancolía, entonces las cosas parecían ciertas y aún no se habían derrumbado los cimientos de aquella familia. Trae este cuadro las notas del piano y el ronroneo del gato. El olor del té y los susurros. Todo eso, las cortinas de terciopelo, las discusiones de los mayores, las bandejas de plata, las escaleras de mármol, los juegos de los niños, las hortensias, todo ha entrado serena y silenciosamente, atravesando el tiempo, en esta casa pequeña y vacía.
Yo mantenía desnudas las paredes pero he sido incapaz de rechazar este cuadro y he encotrado un ricón donde colgar, de un clavo, el pasado.
martes, 1 de octubre de 2013
we see...
"What we are, that only can we see"
(Emerson, "nature")
"Tal como somos, así vemos". Pero lo que vemos tiende a su vez a hacernos lo que somos. "La relación de comunicación entre la persona y el mundo es una relación dinámica, de formarse mutuamente y de elevarse o rebajarse el uno al otro."
Estas mañanas de soledad en mi estudio blanco vuelven de nuevo a llenarse de palabras y pensamientos que voy rescatando en libros ya leídos y olvidados o recién descubiertos.
Algunas ideas calan más hondo y hacen vibrar esa emoción adormecida por la pereza y los días de sol. En las palabras de los otros encuentro respuestas o confirmación a lo que creo que intuyo.
Hay una comunicación entre la persona y el mundo, vemos tal como somos, pero ¡Cuidado! lo que vemos tiende a hacernos lo que somos.
Deberíamos preguntarnos entonces cómo es el mundo que nos rodea, si nos está ayudando a ver y ser mejor, y qué podemos hacer para transformarlo y que nos haga ser y ver mejor.
Al colocar los cubiertos sobre la mesa, al ordenar un armario, al poner una flor en un jarrón, al trazar una línea en un papel, al vestirnos, al encender una vela, al elegir un color o un libro, al dejar un espacio vacío; estamos haciéndonos a nosotros mismos, creando nuestro modo de ver.
"What we are, that only can we see"...
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