sobre las cosas del vivir
viernes, 30 de agosto de 2013
la cicatriz...
En mi mejilla izquierda tengo una cicatriz. Es una línea sutil, de dos centímetros, no se ve fácilmente, yo sí porque sé que está ahí, antes se notaba más, pero el paso del tiempo difumina las cicatrices, las del alma también.
En el margen izquierdo del río (en mi mejilla izquierda llevo el recuerdo) yo construía una casita con cantos rodados, siempre jugaba sola (ahora también juego sola casi siempre), mis hermanos y mis padres estaban más abajo, junto a la tienda de campaña, recogían maderas para hacer una hoguera por la noche. Oí que mi madre me llamaba, seguramente llevaría mucho tiempo alejada de ellos y aunque no solía preocuparse noté miedo en su voz, gritaba mi nombre y el eco se lo lanzaba al cielo. Yo estaba entre las cañas, escondida en mi castillo de piedras mirando el río que se llevaba los pensamientos pequeños que tenía (todavía son pequeños mis pensamientos y ahora se los lleva el mar). No respondí, no sé por qué, yo era una niña buena y tranquila, era obediente, pero no respondí. Mi madre corría por la orilla del río buscándome. La veía y no la llamé, quizás era mi modo de jugar con ella o de oír al eco decir mi nombre. Cuando se acercó a mi escondite salí para darle un susto de esos chiquitos que dan los niños. Ella se giró y sin querer me arañó la mejilla izquierda.
La sangre manchó su camisa de rayas azules y blancas, mi pantaloncito celeste, sus manos que intentaban limpiarme para ver la gravedad del corte, mis lágrimas y el río.
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Fue un arañazo salvaje si te sangró tanto y te dejó marcada. Era tu madre un felino?
ResponderEliminarSangró mucho y dejó cicatriz, eso pasa con muchas cosas que suceden en la vida, aunque no sean salvajes. Mi madre no era un felino. Ella me recordaba siempre aquel día como uno de los más tristes de su vida. Me hizo año sin querer. Cuando yo alguna vez hago daño sin querer también sufro mucho. Tú no?
EliminarNo tengo conciencia del daño que hago sin querer. Será porque no me ocurrió de dejar marcas visibles.
EliminarDel mundo del sin querer me he traído un dolor completo, de esos que te transforman en una cicatriz andante que espanta palabras.
:
Me imagino a tu madre y a ti yendose a dormir esa noche... procesando las impresiones del día cada una en su propio mundo de sensaciones e imágenes.
No puedo saber de ti más que pequeñísimos datos que algunas veces vas dejando caer, desordenados, yo los coloco sl azar como hago con las piedras de la playa y los miro sin entender. Pero por muy grande que hayan sido las cicatrices que te dejó el mundo del sin querer no te dejó sin palabras. Yo creo que tú eres palabras. Y eres.
EliminarMe ha gustado mucho. Mucho.
ResponderEliminarGracias por decirlo. Gracias.
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