sobre las cosas del vivir



domingo, 24 de febrero de 2013

un racimo de uvas...



Ven, voy a contarte algo. Mira este racimo de uvas que he puesto sobre la mesa. Pasa con las uvas, pero también con muchas otras cosas. Nos pasa a todos, que nos hacemos mayores cuando dejamos de sorprendernos.
A mi las uvas me sorprendían siempre, por eso me gustaban tanto, podía pasar los veranos alimentándome de mar, de uvas y sol.
Me iba al sol después del mar, cada uva que metía en la boca me sorprendía y reía. Pero un día me hice mayor y comencé a comer las uvas como si comiese cualquier otra cosa, cuando te haces mayor ya no te sorprendes y ríes menos, la imaginación no vuela con las cosas que ya no te sorpenden, ni con cada uva que explota cuando la muerdes como si mordieras el mundo, mundos chiquitos que te caben en la boca.
Ven, comamos estas uvas como si fuesen las primeras, ríe conmigo, hablemos de mar, de uvas, de mundos chiquitos y de sol.
Deja que me sorprenda durante un racimo de uvas.

Deja que crea (durante un racimo de uvas) que no me he hecho mayor. 


4 comentarios:

  1. Me gustaría sorprenderme. No ser mayor. Reír. Y hablar contigo de mar de sol y de uvas.
    Sobretodo no dejes de sorprender-te.

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    1. Cuando veo estos comentarios anónimos me pregunto si preferiría saber de quién vienen o si quizás es mejor así, sin saberlo, gracias, anónimo, por tu comentario, de verdad que intento no dejar de sorprenderme, lo intento cada día...

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  2. Respuestas
    1. Pues comamos algún día un racimito de uvas. Quieres?

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