Cuando no tengo a qué agarrarme suelo recurrir a los objetos que me rodean. Hace mucho tiempo que descubrí que los objetos y las personas con las que vamos rodeándonos en la vida son los que nos van haciendo a nosotros, nos influyen, nos modelan. Nuestro ánimo y nuestro pensamiento cambia para adaptarse a las cosas y a las personas que colocamos a nuestro alrededor. Por eso intento rodearme de objetos que me hagan sentir bien, no tienen que ser valiosos ni especialmente bellos pero tengo claro que nunca tendré cerca algo que no me guste o que no me aporte algo bueno.
Esta noche recurro a una bandeja antigua que restauré con colores al oleo, cariño y pan de oro.
Esta noche recurro a una bandeja antigua que restauré con colores al oleo, cariño y pan de oro.
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