sobre las cosas del vivir
jueves, 17 de mayo de 2012
mía...
Era una mujer de mediana edad, pequeña, de ojos verdes y pelo lacio muy oscuro.
Hoy hace exáctamente un año que la conocí en la terraza de un restaurante, al verla pensé que era francesa por su corte de pelo y por su actitud segura y distante. Estaba sóla, al no haber más sitio en la terraza me ofreció una silla en su mesa y comimos juntas, así sin más. No era francesa, era italiana aunque hablaba perfectamente español con un leve acento dulce, porque el italiano es un idioma dulce.
Mía transmitía la alegría misteriosa de quién tiene un secreto o la de esas pocas personas que se divierten consigo mismas y no necesitan a los demás.
Estaba viajando sóla por España, me dijo que huía, lo dijo entre risas y brindamos por los que tienen el valor de huír de la monotonía y de la vida real.
Mía se inventaba personajes allá por donde iba, vivía muchas vidas porque una sóla no le bastaba, se lanzaba al amor si encontraba a quién amar y mantenía abiertos los ojos para ver el mundo que es grande.
No quiso hablarme de su vida cotidiana ni de su trabajo o de su pasado porque son cosas que no importan ahora, ahora estamos aquí y somos quienes queramos ser. Pensé que yo querría ser como Mía, tener el valor de huír, ofrecer una silla vacía en mi mesa para reír y hablar con desconocidos, transmitir alegría sin miedo y tener los ojos abiertos para ver el mundo que es grande.
Me dijo que me llamaría y no lo ha hecho. Le dije que le escribiría y no lo hice. Las dos sabíamos que la magia de ciertos encuentros inesperados no se puede prolongar.
Hoy hace un año que conocí a Mía.
Tumbada en la playa sobre mi toalla roja cierro los ojos al sol y la recuerdo como se recuerdan los sueños.
Quizás Mía no existió.
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Me encanta que hayas estado en la playa...ves, para eso sirve relativizar...para dejar que otras sensaciones nos ocupen la mente y los sentidos,para poder recordar con calma...
ResponderEliminarQuizás tengas razón y relativizar sea un arte. El arte de seguir....
EliminarSi que existe Mía. Yo la conocí una tarde y no la he olvidado por que nunca olvido mis sueños.
ResponderEliminarTambién tú soñaste a mía, anónimo?
EliminarClaro, siempre que no estoy despierto estoy soñando con ella. Espero su llamada y mientras... la sueño.
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