sobre las cosas del vivir
jueves, 31 de mayo de 2012
ausencia...
Algunas veces la vida se llena de ausencia. Llega la ausencia y se instala en la casa, se sienta en el sofá, llama a la puerta a la misma hora pero luego no se va. Ciertos días la ausencia hace lo que hizo cuando estuvo, repite las mismas palabras, bebe en el mismo vaso o tiene la misma forma de mirar. Otros días cambia y decide venir al trabajo o al mar. Hubo un tiempo en que la ausencia consolaba, era divertido tenerla cerca para reír o hablar. Pero después la ausencia duele y cada día pesa más.
Uno cree que la ausencia va a irse en silencio pero la ausencia es obstinada y aunque le digas suavemente: "por favor, vete". Te mira a los ojos, sonríe y no se va.
miércoles, 30 de mayo de 2012
los animales...
Me gustan los animales, todos los animales me gustan incluso los que suelen no gustar como los insectos o las salamanquesas, me gustan mucho las ranas y los pájaros si están libres, me gustan todos los animales libres y todas las personas libres, aunque no haya muchas.
De entre todos los animales los perros me gustan especialmente, toda mi vida he vivido con perros, a algunos los vi nacer, los crié, los disfruté de cachorros, de adultos, y luego viví con ellos la vejez y la muerte. Con los perros aprendí a valorar la vida pequeña y a comprender la muerte grande.
Hay algo entre los animales y yo, un amor mutuo.
Estoy en la playa, hay un perro jugando con su dueño en la orilla, lo miro, sonrío y viene a mi, a saludarme feliz, a decirme que me reconoce, lo acaricio y me da un lametón, después vuelve corriendo tras de la voz de su amo. Me deja sola de nuevo, pero más feliz.
Los animales trasminten una felicidad única, simple, inmediata y natural, dan amor sin condiciones, no esperan nada.
Un tipo de amor extraño que sólo he conocido en los animales.
lunes, 28 de mayo de 2012
viejas rosas...
Los rosales están en una esquina del jardín, las rosas y las personas siempre están en una esquina del jardín o de la vida. El mundo está lleno de rosas, cada una en la esquina de su rosal. Todo lleno de espinas y rosas.
Eran rosas rojas y blancas, a veces parecían azules al anochecer. Había rosas hermosas en la esquina del jardín de la vida, perfumadas e hirientes, orgullosas y frescas.
Los capullos se abren y dan ganas de cortarlos, también dan ganas de dejarlos vivir, nunca se sabe que se desea hacer con lo que tanto se desea.
Están así, juntas, todas las rosas en el rosal de la esquina y de pronto, sin que haya pasado tanto tiempo, se hacen viejas algunas rosas.
Viejas rosas...
miércoles, 23 de mayo de 2012
lo que somos...
¨La vida es lo que hacemos de ella. Lo que vemos no es lo que vemos, es lo que somos."
"El libro del desasosiego"
Fernando Pessoa
Entonces yo soy mar, cada día mar, mar que cambia, que se agita o que es calmo.
Hoy frío y transparente. Lo que veo es lo que soy.
Soy mar...
martes, 22 de mayo de 2012
contrastes...
El viento frío que llega del mar y el calor del sol. Si uno se concentra lo suficiente se pueden sentir las dos cosas al mismo tiempo sobre la piel desnuda, es un gran contraste.
El trinar de los pájaros y el silencio, o el rumor de las olas y el silencio.
Una pena muy grande y una alegría pequeña, algunas veces puede pasar que la alegría, por un momento, hace olvidar la pena y uno comprende que es posible sufrir y ser feliz al mismo tiempo.
Entre muchas cosas feas uno descubre algo bonito, entonces se siente un gran alivio.
Las nubes y el cielo azul.
La oscuridad y la luz.
La soledad y la compañía, es un contraste enorme y a veces no se sabe qué elegir.
Soñar y estar despierto, aunque el contraste más grande es estar despierto y soñar al mismo tiempo. Ese contraste es peligroso porque uno puede confundirse y no saber realmente dónde se está.
Otras veces la vida parece dulce y fácil y de pronto pasa algo inesperado y todo cambia, en estos casos lo mejor es concentrarse para sentir el contraste del aire frío que viene del mar y el calor del sol sobre la piel desnuda.
domingo, 20 de mayo de 2012
escondites...
Busco donde esconderme. Algunas veces el cielo ahoga, o el mar. Ahogan las miradas que te miran y las palabras que te hablan. Hasta el aire ahoga algunas veces.
Entonces sólo se esconderme.
Mis escondites me esperan, como esperaba siempre el abrazo materno que perdí, yo se que los iré encontrando por casualidad, que podré refugiarme en ellos, como sabía que en aquel abrazo que me falta podía siempre respirar.
Mis escondites son pequeños y frágiles, la vida grande y dura me los ofrece. Hoy al salir a la carretera una buganvilla me ha regalado su escondite para que yo lo ponga con cariño en un jarrón ante un color, bajo una luz y que así vuelva el aliento, a sorbitos.
Latidos de belleza efímera donde descanso la mirada, me escondo y sonrío.
jueves, 17 de mayo de 2012
mía...
Era una mujer de mediana edad, pequeña, de ojos verdes y pelo lacio muy oscuro.
Hoy hace exáctamente un año que la conocí en la terraza de un restaurante, al verla pensé que era francesa por su corte de pelo y por su actitud segura y distante. Estaba sóla, al no haber más sitio en la terraza me ofreció una silla en su mesa y comimos juntas, así sin más. No era francesa, era italiana aunque hablaba perfectamente español con un leve acento dulce, porque el italiano es un idioma dulce.
Mía transmitía la alegría misteriosa de quién tiene un secreto o la de esas pocas personas que se divierten consigo mismas y no necesitan a los demás.
Estaba viajando sóla por España, me dijo que huía, lo dijo entre risas y brindamos por los que tienen el valor de huír de la monotonía y de la vida real.
Mía se inventaba personajes allá por donde iba, vivía muchas vidas porque una sóla no le bastaba, se lanzaba al amor si encontraba a quién amar y mantenía abiertos los ojos para ver el mundo que es grande.
No quiso hablarme de su vida cotidiana ni de su trabajo o de su pasado porque son cosas que no importan ahora, ahora estamos aquí y somos quienes queramos ser. Pensé que yo querría ser como Mía, tener el valor de huír, ofrecer una silla vacía en mi mesa para reír y hablar con desconocidos, transmitir alegría sin miedo y tener los ojos abiertos para ver el mundo que es grande.
Me dijo que me llamaría y no lo ha hecho. Le dije que le escribiría y no lo hice. Las dos sabíamos que la magia de ciertos encuentros inesperados no se puede prolongar.
Hoy hace un año que conocí a Mía.
Tumbada en la playa sobre mi toalla roja cierro los ojos al sol y la recuerdo como se recuerdan los sueños.
Quizás Mía no existió.
martes, 15 de mayo de 2012
relativo...
Todo es relativo. Puede parecer que las cosas se hacen demasiado difíciles, que el dolor, la enfermedad, lo sucio y lo feo lo llenan todo, que falta el aire, falta la luz, falta la alegría, falta el mar, que sobran quejas y reproches, miedos, injusticias, sobran penas. Puede parecer que no hay salida ni luz, ni ganas, ni color, ni ilusión, ni tiempo.
Sin embargo en un parterre a la puerta de un hospital han florecido las petunias.
Me detengo y las miro. Las miro. Me detengo. Sonrío. Realmente todo es relativo...
jueves, 10 de mayo de 2012
mi patio...
Mi patio rojo es muy pequeño, tan pequeño que solo se puede estar en pie, pero la mirada se me disuelve en la fuente y si recorro las hojas del prunus que ya han brotado, el helecho, la camelia que crece, la hierbabuena entre los chinos, el perejil, el musgo o las sombras, me pierdo en él. Mi patio rojo entra en la casa por el ventanal, estoy siempre en el patio al ir viviendo, cuando me tumbo en la alfombra o en el sofá, cuando me siento en la mesa o al cocinar y al dormitorio en alto llegan ya las ramas del jazmín. A las cosas pequeñas es más fácil hacerlas entrar en las casas, en el corazón o en la vida.
Mi patio está justo bajo el cielo, muy lejos del mundo, pero cerca de la realidad.
En mi patio pequeño caben todos los sueños, algunas desilusiones y mucha calma.
lunes, 7 de mayo de 2012
modernidad...
En el aula de dibujo las estatuas están generalmente ante una pared blanca.
Otro profesor o algún alumno ha colocado un tablero blanco y negro detrás de la venus, seguramente intentaban resaltar el contraste o buscaban un aire de modernidad. Es verdad que al principio impacta, pero la venus que he dibujado tantas veces, la que he mirado desde todos los ángulos, la que he enseñado a dibujar a carboncillo, con pastel o acuarela, ha cambiado, el fondo neutro hacía creíble sus curvas de escayola, ahora se esconde avergonzada, consciente de su anacronía. Al terminar la clase y quedarme sola en el aula he retirado el tablero y las dos hemos respirado tranquilas, libres de modernidad.
Cuando esta noche llegue a mi casa encenderé las velas y en vez de ver la televisión subiré a la terraza a mirar estrellas. Hoy la luna comienza a menguar.
¿También yo soy de otra época?
viernes, 4 de mayo de 2012
el paraíso...
Ayer me levanté temprano. Encontré el cielo muy azul pero no era suficiente, por ser tan azul no bastaba y fui al mar. Hay veces en la vida en que uno no se conforma y lo quiere todo.
Por la carretera junto al río me sentí alegre, iba canturreando como el viento y los cañaverales.
Esa playa de Granada en esta época del año es el paraíso. Inmensa y solitaria, está limpia, hay zonas de arena pero también chinos y piedras bellísimas que miro, recojo, coloco haciendo formas o signos y después olvido.
El mar estaba sereno, con el brío tímido del viento suave, muy azul. En la orilla algunas gaviotas, dos garcetas y el rumor de las olas. Detrás, tras una valla, hay un jardín. Es un jardín privado, si soñase un jardín sería ese porque está frente al mar y porque cantan infinidad de pájaros.
Más allá del jardín, a lo lejos, la sierra nevada.
Y yo tan pequeña, abandonada al sol, como otra piedra en la playa, sola en el paraíso entre dos orillas blancas: la espuma en el mar y la nieve en el cielo.
Feliz.
miércoles, 2 de mayo de 2012
petroleros...
De pequeña yo creía que los petroleros eran parte del mar, estaban siempre ahí entre la orilla y el horizonte, como las nubes son parte del cielo. En la bahía siempre hubo petroleros, aprendí que miran al viento y bornean si el viento cambia, yo también miro al viento y borneo si el viento cambia. Me gusta verlos tan rojos brillar sobre el azul, pacientes. Cuando comencé a hacer acuarelas me sentaba en las rocas de la playa y dibujaba petroleros, más tarde hice una larga serie de grabados al azúcar que se llamaba "algo de mar", eran también petroleros flotando entre nubes o en atardeceres suaves. Los veo siempre de lejos, veo su belleza, que llevo asociada a mi niñez y a mi ciudad de mar, no soy capaz de odiarlos aunque se lo que significan y lo que son. Conocer las cosas a veces no es suficiente para borrar su belleza ni les impide emocionar.
Así serán mis recuerdos, como petroleros rojos borneando en atardeceres suaves, siempre de mar.
martes, 1 de mayo de 2012
pan de oro ...
Cuando no tengo a qué agarrarme suelo recurrir a los objetos que me rodean. Hace mucho tiempo que descubrí que los objetos y las personas con las que vamos rodeándonos en la vida son los que nos van haciendo a nosotros, nos influyen, nos modelan. Nuestro ánimo y nuestro pensamiento cambia para adaptarse a las cosas y a las personas que colocamos a nuestro alrededor. Por eso intento rodearme de objetos que me hagan sentir bien, no tienen que ser valiosos ni especialmente bellos pero tengo claro que nunca tendré cerca algo que no me guste o que no me aporte algo bueno.
Esta noche recurro a una bandeja antigua que restauré con colores al oleo, cariño y pan de oro.
Esta noche recurro a una bandeja antigua que restauré con colores al oleo, cariño y pan de oro.
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