sobre las cosas del vivir
martes, 5 de noviembre de 2013
la casa...
Se entraba a la casa por la parte de atrás, era como si estuviese del revés, se entraba por la cocina. Eso también pasaba en la casa de mis padres y pensé que quizás fue el motivo de que todo terminase así. Pero cuando vi que delante de la cocina, que era muy pequeña, había un porche precioso dejé de desconfiar, y sentí que para entrar bien en un espacio nuevo, en una situación desconocida o en una historia inexistente es necesario confiar.
Tenía el porche unos pilares grandes con una parra que dibujaba sombras violetas sobre el suelo empedrado, no era una casa en Andalucía, estaba muy lejos de aquí, pero el suelo era de piedras redondeadas como en los cortijos antiguos y las paredes estaban encaladas en blanco. El porche terminaba en una alberca grande, me acerqué a tocar el agua cristalina, estaba helada, podría bañarme cada mañana y en las noches de verano, fue ahí cuando comencé a sentir una felicidad inmensa, se mezclaba la sorpresa con la sensación de un deseo cumplido y con la ilusión.
En la cocina no cabía ni una mesa pero tenía unos ventanales enormes dando a ese jardín lleno de cielo y nubes, después de la cocina había una especie de comedor estrecho y alargado, pensé que cuando pudiese haría una reforma y ampliaría la cocina para crear un lugar mágico, la felicidad seguía creciendo imaginando lo que podría hacer con aquella casa, a partir de ahí todo fue increíble, me habían dicho que la casa era tan económica porque tenía sólo un dormitorio, pero a medida que la recorría aparecían nuevos espacios que me sorprendían y me daban más y más felicidad.
Atravesando lo que parecía ser el salón se llegaba a otro jardín, tenía un huerto pequeño, ahí yo cultivaría lo necesario para comer, tomates y lechugas, zanahorias y hierbas aromáticas; de pronto olí a azahar, había unos limoneros y un naranjo en flor, se me saltaron las lágrimas de alegría. Todo era demasiado hermoso para ser verdad.
Ha sido un sueño, claro, pero la emoción y la alegría han sido verdaderas.
Al despertar esta mañana, en lugar de sentir decepción por perder un sueño, he saboreado y aún conservo una intensa sensación de felicidad, la que sólo algunos sueños pueden dar.
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Soñar con una casa es soñar con uno mismo...
ResponderEliminarDe verdad? Sabes que yo creo lo que dices... Si eso es cierto entonces me alegro más aún !
EliminarEres un pozo sin fondo, un beso enorme.
Es verdad lo que te dice Isabel. Soñar con casas es soñar con nosotros mismos. Se ve que descubrir tu interior te hace feliz. Estoy seguro que es un interior hermoso e interesante. Soñaste alguna vez con una casa que no te gustase?
ResponderEliminarMe alegra saberlo. Sueño con casas muchas veces, no recuerdo ninguna que no me gustase alguna quizás me dio miedo o inseguridad.
EliminarGracias por tu comentario tan cariñoso.