sobre las cosas del vivir



jueves, 14 de noviembre de 2013

nubes y claros...



Nubes: Las mañanas de algunos días si es difícil encontrar una ilusión con la que levantarse. Las cosas feas con las que es necesario cruzarse por la vida. Los problemas reales que pinchan en el corazón. Miedos, los verdaderos y los falsos, arrepentimientos, sensación de culpa. Las necesidades que impone la vida (aunque cada vez van siendo menos). Cuando una alegría o una sonrisa no tienen con quien ser compartida. No ser capaz de pedir un abrazo porque te sientes débil. Hay lugares y ciudades que son grandes nubes negras, también hay personas que son enormes nubes negras (de esas hay que procurar mantenerse lo más lejos posible). Algunas noches de cansancio y melancolía tan llenas de soledad. Cuando el mar queda lejos. Algunos recuerdos.

Claros: Esas otras mañanas que comienzan con sonrisas entre las sábanas. La ilusión por las pequeñas cosas. Las cosas hermosas, aunque no tengan valor, esas cosas iluminan la vida. Cuando caminas con seguridad y tienes la sensación de que nada puede dañarte. Sonreír mirando los ojos de alguien sabiendo que te comprende. Los animales. Las risas. Los juegos. Soñar sin importar si los sueños se harán realidad. Desear. Dibujar y escribir, mis mañanas en el estudio. Los besos. Comer sola junto al patio. El mar, siempre el mar, es un claro infinito. Algunos espacios que son refugio. La música. El silencio. Los colores. Las velas con sus luces y sus penumbras. Las caricias y las palabras que acarician. Algunos recuerdos.


martes, 12 de noviembre de 2013

roto...



Hoy he roto un plato. Se me ha caído de las manos al ir a colocarlo en la estantería. Es un platito de porcelana sin importancia, no entiendo por qué me duele si ya he aprendido que la vida es ir perdiendo.
A otros se les rompe la vida, ni siquiera intentaban poner la vida en una estantería, la vivían, como la vivimos todos, sin pensar que puede romperse de golpe. ¿Por qué no pensamos que la vida en cualquier momento puede romperse?
Allí, al otro lado del mundo hoy hay miles de vidas rotas, un huracán, un terremoto, la guerra, un incendio. Cerca, en mi país, en mi ciudad, en mi calle, la violencia, el hambre, la enfermedad, la injusticia.

Se me ha roto un plato, sólo eso... y ganas de llorar.





domingo, 10 de noviembre de 2013

al atardecer...



Al atardecer volvió y se dio cuenta de que toda la vida había girado de ese modo tan extraño, había dado tantas vueltas, para llegar a ese punto y entonces tuvo que decidir y decidió fingir que era feliz, así las nubes que se habían vestido de fiesta no se sentirían defraudadas. Fingió como había fingido tantas otras veces, para no defraudar.
En ese momento las nubes se pusieron a bailar lento y comprendió que era mejor amar, bailar lento con las nubes y dejar de fingir.

Antes de que fuese demasiado tarde.



jueves, 7 de noviembre de 2013

las cosas que admiro...

(Pieza de la serie "Iluminados" de Cayetano Romero)
Barro cocido, luz y palabras.

Las cosas que admiro que me hacen seguir creyendo en algunos hombres y en algunas mujeres:
La serenidad. El equilibrio. La alegría. El amor a los animales. La capacidad de callar, escuchar y comprender incluso lo contrario a lo que se piensa. La honestidad. La pasión. Saber estar y saber irse. La humildad. La delicadeza. La risa. Hacer algo difícil y que parezca fácil. Hacer fácil lo difícil. La elegancia. La ternura. El sentido del humor. La paciencia. El respeto.

La fantasía.


martes, 5 de noviembre de 2013

la casa...



Se entraba a la casa por la parte de atrás, era como si estuviese del revés, se entraba por la cocina. Eso también pasaba en la casa de mis padres y pensé que quizás fue el motivo de que todo terminase así. Pero cuando vi que delante de la cocina, que era muy pequeña, había un porche precioso dejé de desconfiar, y sentí que para entrar bien en un espacio nuevo, en una situación desconocida o en una historia inexistente es necesario confiar.
Tenía el porche unos pilares grandes con una parra que dibujaba sombras violetas sobre el suelo empedrado, no era una casa en Andalucía, estaba muy lejos de aquí, pero el suelo era de piedras redondeadas como en los cortijos antiguos y las paredes estaban encaladas en blanco. El porche terminaba en una alberca grande, me acerqué a tocar el agua cristalina, estaba helada,  podría bañarme cada mañana y en las noches de verano, fue ahí cuando comencé a sentir una felicidad inmensa, se mezclaba la sorpresa con la sensación de un deseo cumplido y con la ilusión.
En la cocina no cabía ni una mesa pero tenía unos ventanales enormes dando a ese jardín lleno de cielo y nubes, después de la cocina había una especie de comedor estrecho y alargado, pensé que cuando pudiese haría una reforma y ampliaría la cocina para crear un lugar mágico, la felicidad seguía creciendo imaginando lo que podría hacer con aquella casa, a partir de ahí todo fue increíble, me habían dicho que la casa era tan económica porque tenía sólo un dormitorio, pero a medida que la recorría aparecían nuevos espacios que me sorprendían y me daban más y más felicidad.
Atravesando lo que parecía ser el salón se llegaba a otro jardín, tenía un huerto pequeño, ahí yo cultivaría lo necesario para comer, tomates y lechugas, zanahorias y hierbas aromáticas; de pronto olí a azahar, había unos limoneros y un naranjo en flor, se me saltaron las lágrimas de alegría. Todo era demasiado hermoso para ser verdad.

Ha sido un sueño, claro, pero la emoción y la alegría han sido verdaderas.
Al despertar esta mañana, en lugar de sentir decepción por perder un sueño, he saboreado y aún conservo una intensa sensación de felicidad, la que sólo algunos sueños pueden dar.


domingo, 3 de noviembre de 2013

pequeña...




¿Qué fue de ti, pequeña?
Encontré tu foto el otro día, entre las fotos antiguas que nunca miro, junto a la foto de tu madre y esa otra en la que estáis todos los hermanos, los tres sobre la cama de tus padres, antes de la soledad y el dolor, también está el monito René y tu padre, joven y guapo abrazando a tu hermanita ¿qué fue de todos vosotros?. Son fotos que evito porque no quiero verte ni tenerte que hacer esta pregunta que hoy te hago.
¿Qué fue de ti? te lo pregunto al empezar este mes que siempre me sienta tan mal, noviembre y su melancolía.
Hoy te he visto, inmóvil desde entonces, un poco más desvaída ¿qué pasaba, pequeña? ya sabías lo que era la pena, eras tan pequeña, pequeña, ¿por qué lo sabías ya?.
Eras muy lista.

Siempre he creído que en esa mirada me estabas mirando a mi.