sobre las cosas del vivir
martes, 22 de enero de 2013
tejer la vida...
Caminar por aquella ciudad era como tejer. Las calles se entrelazaban y los pasos iban hilvanando una ruta sin sentido que siempre acababa en el "orto San Michele". Al atardecer la sombra de la torre partía la plaza por la mitad. En verano todos se sentaban en el lado umbrío buscando la brisa fresca que parecía salir de la iglesia, algunos decían que San Michele soplaba para darles alivio en las horas de calor. En invierno los niños y los ancianos buscaban el sol porque a la sombra hacía demasiado frío, oscurecía muy temprano en invierno en aquella ciudad donde caminar era como tejer, a las tres de la tarde ya era de noche, los ancianos y los niños se iban a sus casas. La ciudad se quedaba vacía y en silencio, sólo las campanadas a cada hora recordaban que el tiempo seguía pasando y que antes o después llegaría de nuevo el alba.
En algunas ciudades es fácil, los pasos sin sentido y las campanadas de la iglesia son suficientes para tejer la vida.
Otros sin embargo no sabemos qué hacer ni dónde ir para tejer la vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Tejes escrituras.
ResponderEliminar