Era hermoso aquel salón, con tantos cuadros antiguos, muebles de maderas nobles y alfombras persas. Las cortinas eran de terciopelo y los sillones estaban tapizados con sedas. Sobre el aparador había candelabros de plata, figuras de marfil y un jarrón siempre con flores frescas.
¿Por qué (sin tener la edad) sentía entonces tanto remordimiento, tanta pena y tanta vergüenza?
Me inquieta el texto...espero comentarlo en privé
ResponderEliminarMe encantaría, siempre me gusta hablar contigo
EliminarEn una jaula de oro un pájaro libre puede morirse de pena.
ResponderEliminarQuizás sea ese el motivo, muchas gracias, anónimo.
EliminarA mi también me inquieta el texto, pero de intriga.
ResponderEliminarDel otro lado del mundo y con mi status extranjero, imagino esta trama:
Una niña con un don.
Y un salón poblado de espíritus que instalan en las emociones de ella sus historias de silencio.
Esa es la trama... es curioso que desde el otro lado del mundo seas capaz de leer las historias de silencio.
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