sobre las cosas del vivir
martes, 29 de enero de 2013
el salón...
Era hermoso aquel salón, con tantos cuadros antiguos, muebles de maderas nobles y alfombras persas. Las cortinas eran de terciopelo y los sillones estaban tapizados con sedas. Sobre el aparador había candelabros de plata, figuras de marfil y un jarrón siempre con flores frescas.
¿Por qué (sin tener la edad) sentía entonces tanto remordimiento, tanta pena y tanta vergüenza?
jueves, 24 de enero de 2013
objetos...
Todas mis palabras son objetos.
Tienen forma y color; algunas son de cristal y están llenas de agua, otras son sólidas, opacas, esconden secretos o mentiras, todas pueden abrirse como los libros y dentro tienen más palabras.
A veces he intentado regalarlas cuando he amado, pero las palabras resbalan. Si se dan, aunque sea con amor, las palabras no pesan, se van disolviendo y se pierden, desaparecen para siempre.
Hice muchas palabras para dar, despacio, como se hacen y se dan las cosas que se aman.
Aún sigo haciendo palabras, no sé dejar de hacerlas, las modelo y las dejo secar al sol o al viento de la montaña, pero ahora mis palabras ya no buscan otros ojos, ni otras manos. Ni otra alma.
Son objetos mis palabras, las voy colocando a montones por los rincones de mi casa. Puedo mirarlas y tocarlas cuando estoy alegre, si me aburro, si lloro o si dudo.
Me consuelan si al anochecer tengo frío o miedo porque estoy sola.
martes, 22 de enero de 2013
tejer la vida...
Caminar por aquella ciudad era como tejer. Las calles se entrelazaban y los pasos iban hilvanando una ruta sin sentido que siempre acababa en el "orto San Michele". Al atardecer la sombra de la torre partía la plaza por la mitad. En verano todos se sentaban en el lado umbrío buscando la brisa fresca que parecía salir de la iglesia, algunos decían que San Michele soplaba para darles alivio en las horas de calor. En invierno los niños y los ancianos buscaban el sol porque a la sombra hacía demasiado frío, oscurecía muy temprano en invierno en aquella ciudad donde caminar era como tejer, a las tres de la tarde ya era de noche, los ancianos y los niños se iban a sus casas. La ciudad se quedaba vacía y en silencio, sólo las campanadas a cada hora recordaban que el tiempo seguía pasando y que antes o después llegaría de nuevo el alba.
En algunas ciudades es fácil, los pasos sin sentido y las campanadas de la iglesia son suficientes para tejer la vida.
Otros sin embargo no sabemos qué hacer ni dónde ir para tejer la vida.
lunes, 21 de enero de 2013
familia...
De izquierda a derecha, tío Paco y mi padre, ahora son viejos, tío Paco es gordo y calvo, tiene barba blanca, mi padre es pequeño y sigue siendo guapo, los dos van en el smart con el perrito, todos los días se pasean por la ciudad buscando algo que hacer, ir a la compra o tomar un aperitivo al sol.
Tío Enrique y tío Pablo han muerto, abuelo Enrique y tía Angelita también han muerto.
De izquierda a derecha, tía María Dolores sigue siendo una mujer muy hermosa, está rodeada de hijos y nietos, todos la aman, tiene un gran sentido de humor, no la veo mucho ni hablo mucho con ella, pero siempre que lo hago me sorprende su alegría y su amor.
Enriquito está en sus brazos, destrozó su propia vida. Manolo tiene dos hijos y no sé si es feliz. Abuela Elvira también murió, me contaba historias y me hizo ser lo que soy, tiene en brazos a mi hermana, mi hermana también está lejos ahora. Carmina, entonces vivimos juntas muchas cosas, jugábamos bajo el nogal a ser princesas, ahora no nos vemos nunca, tiene dos hijas que no conozco.
Mi hermano, pudo ser feliz y es la persona más desgraciada que conozco, destrozó su vida, hay familias en las que destrozar la propia vida es una herencia. Mi madre me tiene en brazos, también murió, yo no la recuerdo así, tan joven ni tan llena de esperanza, tampoco recuerdo así a abuela Elvira ni a tía María Dolores, ni a mi padre. No recuerdo así a nadie.
Tampoco me recuerdo así a mi misma, mirando al futuro. Pero sí recuerdo ese collar, era turquesa,
quería llevarlo siempre.
Hay algunas cosas que el tiempo no cambia, como creer que llevar un collar turquesa te puede proteger para siempre de la infelicidad.
martes, 15 de enero de 2013
viento...
Cuando hace tanto viento me confundo; si camino por la calle puede ser que me empuje, me haga ir más rápido, entonces el pelo se me enredea, me tapa los ojos y no veo por dónde voy, con las manos en los bolsillos parece que corro, me divierto y sonrío. Pero por la noche, al regresar, tengo el viento de frente y la calle sube, entonces cuesta mucho andar, hay que inclinarse un poco hacia adelante, el viento me entra en los ojos que lloran, con la mano me seco las lágrimas y no sé si son de viento, de cansancio o de tristeza.
En el pueblo donde vivo el viento recorre las calles estrechas como si fuese un río, silba y aúlla por la noche, no me deja dormir y algunas veces tengo miedo.
El mar se enfada y crece con coraje. Los árboles se inclinan, algunas ramas se rompen. El viento hace volar las cosas y las flores de almendro que caen como copos de nieve.
También los recuerdos y las penas vuelan sin rumbo, como copos de nieve, cuando hace tanto viento.
domingo, 13 de enero de 2013
el sabor de los besos...
Sabían a mar y a miel, sabían a eso. Los besos.
Saben también a sal y a uvas con queso. A cerveza fría, a helado de limón cuando eran los primeros besos. A risas, a palabras tontas, a miradas tímidas. A corazón que late, a dedos entrelazados, a todo eso sabían los besos. A sueños que no acaban saben ahora. A no tener edad ni tiempo.
Las nubes y el infinito también saben a eso, a beso.
miércoles, 9 de enero de 2013
invierno...
Las cosas a veces no son lo que parecen. No es primavera, es invierno. El frío y el viento que bajan de la nieve me han despertado haciéndome comprender la realidad.
Es invierno. Hoy he podado el prunus, el jazmín, la bisnonia y algunas ramas del ficus. Los he cortado con mucho cuidado, sin dañar las yemas.
Para que broten y llenen mi patio rojo de flores y sombras cuando llegue la aunténtica primavera.
martes, 8 de enero de 2013
primavera...
He encontrado el campo muy verde, el cielo azul, los almendros ya en flor, el sol sonríe, calienta y acaricia.
Parece que este año haya entrado en primavera.
jueves, 3 de enero de 2013
día tres...
Para este año que ya tiene tres días quiero aprender a disfrutar más de las cosas que tengo, no desear las imposibles, soñar, porque en los sueños se vive más, vivir despacio, no dar importancia a tantas tonterías, perdonar y perdonarme, evitar lo feo y lo triste si es posible, y si es posible buscar lo bello y lo alegre, saborear las cosas y las palabras dulces cuando llegan, no hacer caso a críticas ni cotilleos, no quejarme, reír, abrazar, amar, besar, leer y escribir, quiero dibujar, pasear por el campo y por la playa, navegar, nadar, acariciar, escuchar, que me parezcan bien los días de sol y los grises, quiero sentir mucho, saber estar donde estoy en cada momento, ser valiente, jugar, mirar, compartir, confiar, avanzar.
Tener momentos como éste, de paz y ternura, porque es cuando todo lo demás parece fácil.
miércoles, 2 de enero de 2013
navegar...
Navegar, que haya viento suficiente para hinchar las velas.
Navegar contra el viento, ciñendo, superar las olas y las mareas, que las habrá, seguro.
Navegar a favor del viento cuando venga de popa, el mar se calme y las cosas parezcan fáciles.
Navegar y conseguir atravesar este año que empieza.
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