Maro está entre Nerja y la Herradura, es una franja de costa agreste casi sin construcciones, los árboles bajan hasta las calas que se forman entre las rocas, a muchas de ellas no se puede llegar más que por mar. El agua en Maro está casi siempre clara y limpia, se ve nítidamente el fondo arenoso lleno de algas y peces, paso horas sentada en la proa del barco mirando el fondo sin cansarme nunca, también nado y buceo en esas aguas sin cansarme nunca. Maro está a unas tres horas de navegación desde el puerto. Cuando el tiempo es bueno y los vientos suaves vamos a Maro a fondear. Acercarse a la costa, buscar un punto preciso y echar el ancla.
Entonces todo cambia, será el silencio disuelto en las olas que chocan en el casco o el movimiento del barco, serán quizás las rocas, como esculturas monumentales, acoplándose precisas hasta llegar al mar, serán las noches de estrellas, el vino y las velas, será el amanecer fresco, salir por la escotilla de proa y en un gesto furtivo, como si fuese una niña, tirarme desnuda al mar. Será no desear ninguna otra cosa ni ningún otro lugar.
Será la felicidad.
Es maravilloso eso que te anima.
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