sobre las cosas del vivir



martes, 22 de noviembre de 2011

amor viejo...



Yo quiero mucho a mi perra. La he querido tanto que me cuestiono mi capacidad de amar. La quiero mucho más que a muchas personas.
Solo quien ha amado a un animal lo comprenderá porque el amor que se recibe y se da es de otra densidad. Aprendí mucho sobre el amor amando a mi perra.
Mi perra ahora es vieja y me está enseñando también a amar la vejez.
La vejez es algo que siempre creemos que le sucede a los otros, pero el tiempo pasa dejando huellas, imperceptibles al principio, unas canas que se aceptan, unas arrugas que se asumen, las gafas, porque ya no se puede leer bien. Nos acercamos a la vejez pero siempre parece que queda lejos.
De pronto alguien se nos vuelve viejo y nos sorprende, la vejez humana casi siempre es triste. Quien tiene la suerte de amar a un animal puede ver como la vejez llega de golpe, el cachorrito con el que jugábamos hace unos años se ha convertido en un perro viejo, canoso, achacoso, como los viejos que se nos vuelven viejos, como nosotros cuando sin avisar nos llegue la vejez.
Mi perra es vieja y alegre, se ha quedado ciega pero disfruta de la vida con la intensidad y la sabiduria que sólo tienen los animales y los niños. Cuando la saco de paseo tropieza con las aceras y las esquinas pero se repone sin verguenza ni dolor y continua caminando orgullosa con su trotecito lento, como si fuese joven y fuerte y le quedase mucho tiempo de vida. En la casa disfruta del sofá o de la alfombra con esa calma y esa elegancia en la postura, sólo mirarla me hace sentir bien, quiero ser como ella, poder disfrutar del dormir, buscar el rayo de sol y tumbarme sin preocuparme de nada más, quiero alegrarme cuando alguien se me acerque, como ella que apenas oye unos pasos mueve el rabo ilusionada, quiero que la menor caricia me de el placer que ella demuestra cuando apoyo mi mano sobre su cabeza y se gira para regalarme un lametón. Quisiera tener el apetito que ella tiene y que cualquier bocado se convierta en un festín.
Se que morirá pronto mi perra vieja. Mi amor viejo. Intentaré no olvidar que mi perra me está enseñando a amar la vejez que también a mi, como a todos, me llegará sin avisar.

6 comentarios:

  1. Guapa Candela, guapo Topi, guapas Greta y Moli, guapos todos los que nos han dado tantas alegrías y nos han pedido tan sólo una caricia. No, ni siquiera eso, ni siquiera la han pedido, simplemente les ha ilusionado y han agradecido cualquier detalle que con ellos tuviéramos. Viven el segundo y eso hace que vivan como si no hubiera un segundo más en la vida. Aprender de ellos es lo que debemos hacer, sin grandilocuencias, solo vivir, disfrutar, vivir, respetar, vivir, compartir, vivir, amar.

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  2. Cómo se ve, Fran que hemos sabido amar animales en nuestra vida..

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  3. No sólo animales, niña mía.

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  4. No sólo animales, niña mía.

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