sobre las cosas del vivir
lunes, 10 de septiembre de 2012
el pasado...
Un juego de tarros del tocador de mi abuela. La figurita de barro estaba en la biblioteca, entre los libros de arte. De niña, cuando jugaba sola, alguna vez la cogí para convertirla en el hijo que creí que tendría algún día, el que nunca tuve, también la dibujé a lápiz cuando comencé a dibujar, para estudiar en su cuerpecito redondeado las luces y las sombras. Un cuadro pintado por mi abuelo que apareció entre las sabanas bordadas del ajuar sin estrenar de mi tía. El abuelo al que no conocí y a quién siempre amé, dicen todos que me parezco a él, que tengo sus ojos.
Objetos del pasado en una esquina del presente. Algunas cosas, las que el azar decide, atraviesan el tiempo y las vidas y nos las encontramos disueltas en nuestra cotidianidad. Me quedo absorta mirando una esquina de mi casa llena de pasado.
Absorta mirando el pasado.
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Me sorprende pensar que alguien todavía se queda absorto. Absorto es una palabra preciosa. Busco a mi alrededor algo quee haga quedarme absoto. Pero no lo encuentro
ResponderEliminarMe encanta que me digas que te gusta la palabra absorto. Anónimo, gracias por decirlo, lo que pasa es que yo me quedo absorta muchas veces, tantas que pierdo demasiado tiempo. Pero, para qué sirve el tiempo si no se puede peder quedándose absorto en el pasado, o en lo que quizás pase o en las sombras o en los instantes...
ResponderEliminarSeguro que sabes quedarte absorto tú también.